La gerencia como ámbito de estudio y acción tiene una particularidad: es fácil presa de las modas. En las organizaciones modernas hay una fascinación con lo nuevo o con lo que luce nuevo, sean productos, tecnología, formas organizacionales o procedimientos. La propensión a seguir modas en el mundo de la gerencia podría explicarse, al menos en parte, porque existe un inmenso público ávido de recomendaciones a corto plazo. Las cosas han llegado a tal punto que muchos gerentes quieren ser reconocidos no solo por sus éxitos, al lograr las metas de su organización, sino también por su capacidad para crear o introducir nuevas ideas en productos o procesos. El diccionario de la real academia española define innovar como: “mudar o alterar algo, introduciendo novedades”. La definición no es muy ambiciosa o exigente. No implica que la innovación requiera algo que cause una inmensa sorpresa. Bastaría con introducir novedades. Podría considerarse innovación el rediseño para hacerlo más agradable a la vista, aunque no sea mejor o más eficiente que el anterior. Claro, hay novedades de novedades.
Hay nuevos productos que pueden tomar por asalto una inmensa porción del mercado rediseños de sistemas de producción que pueden reducir los costos de manera significativa. Pero, cuidado, dicen los investigadores, que no hay que desperdiciar las pequeñas novedades al andar buscando al andar buscando las grandes innovaciones, además en un ambiente donde abundan las pequeñas novedades pueden crearse condiciones para que surja una novedad “revolucionaria”.
Hay quienes afirman, de manera convincente, que no existe la novedad absoluta, que cualquier innovación tiene componentes conocidos, que lo novedoso se basa en algo existente aunque parezca un salto importante. La experiencia y la investigación muestran que la innovación surgirá si las personas o equipos de trabajo son capaces de ver estos elementos familiares desde un punto de vista diferente, porque tal posibilidad es lo que genera lo novedoso. Tan es así que la verdadera novedad radica en este punto de vista. Dado que la innovación se refiere a un cambio en la manera de ver las cosas, tratase de un artefacto o de un procedimiento, la pregunta sobre lo que propicia la innovación toma el siguiente giro: ¿cuáles rasgos de una organización propicia que la gente innove? Puesta las cosas en estos términos queda claro que la innovación se relaciona con la conducta de la gente, con sus habilidades, conocimientos, motivaciones y actitudes. Entonces, para una organización son esenciales sus prácticas para reclutar talento e incentivar a personas y grupos de trabajo para que se comporten de una manera creativa, para que estén dispuestos a correr el riesgo de proponer ideas novedosas, para finalizar se puede señalar que la innovación es ante todo, un asunto de organización y no tanto de ingeniería.
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