Izquierdas. Derechas. Centro izquierda. Centro derecha. Ultra izquierda. Ultra derecha. Las ideologías son excusas discursivas diseñadas para manipular los pueblos y dominar el poder político en función de intereses grupales y excluyentes. Las desigualdades propias del origen animal del ser humano, traducido en la supremacía de los más aptos como parte del proceso de selección natural, produce gigantescas brechas sociales, imposibles de cerrar, que derivan, en ocasiones, en pugnas de clases destructivas y estimuladas por charlatanes, que en el nombre de los pobres, pulverizan la convivencia necesaria para avanzar hacia horizontes comunes…
El caso Venezuela será una cátedra para los altos estudios sociológicos que deberán ser realizados en las próximas décadas para entender la patología auto destructiva de una sociedad capaz de liquidarse a sí misma, a pesar de contar con extraordinarias bondades territoriales, culturales, demográficas y climatológicas, además de los inmensos recursos naturales con los cuales cuenta, incluidas las reservas de petróleo más grandes del mundo. Podemos decir, luego de 40 años de desviaciones ética-morales, sin temor a equivocarnos, que los venezolanos hemos logrado lo imposible: acabar con la productividad, con los servicios públicos, con PDVSA, con el desarrollo económico, además de quebrar nuestras finanzas públicas…
Luego de 6 décadas de ensayo democrático, vemos con tristeza que los resultados no fueron los esperados. Pareciera que la sangre derramada durante más de 200 años de militarismo belicista, no han sido suficientes para sanar las viejas heridas abiertas por los revanchismos políticos y sociales que nos impiden avanzar. Resulta inentendible, luego de estos desastrosos resultados, cómo es posible que nuestra dirigencia política, empresarial, sindical, académica y vecinal, no hayan entendido que las fronteras ideológicas solo sirven como placebos contentivos de mentiras diseñadas para engañar a las grandes mayorías que aspiran vivir dignamente. Literalmente hablando, se nos dificulta ponernos de acuerdo en un proyecto de país común, porque por sobre nuestra lógica histórica, prevalecen las parcelas dogmáticas y excluyentes.
La única ruta posible en lo adelante para reconstruir nuestro país, es deponer diferencia y unificar los sueños colectivos en un gran acuerdo nacional de gobernabilidad. Entender que todos somos necesarios. Perdonarnos como venezolanos e incorporar los mejores talentos para salir de la crisis. Dejar de lado las pugnas doctrinales para implantar los modelos gerenciales del siglo XXI, como única ruta posible para abatir las diferencias y comenzar a cerrar las brechas que nos separan del sueño colectivo…
Mis comentarios:
.- China es el mejor ejemplo de pragmatismo económico. Deja de lado sus complejas ataduras ideológicas, para abrirse al mercado y al capital como inevitable palanca para resolver sus grandes desigualdades sociales en una nación de 1.400 millones de habitantes.
.- Es hora de reflexionar seriamente sobre nuestras diferencias, para entender que podemos unirnos en un proyecto de educación capaz de transformarnos hacia el país ético y productivo que todos deseamos.
.- Es momento de jugarle limpio a Venezuela…
Si clamas a la inteligencia, y al entendimiento alzas tu voz, si como a la plata la buscas, y la procuras como a tesoros escondidos, entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dios… (Proverbios 2:3-5)