El presidente estadounidense Donald Trump y el mandatario norcoreano Kim Jong Un se dieron la mano al inicio de su primera reunión. Ambos dirigentes posaron también para fotografías frente a una hilera de banderas de Estados Unidos y de Corea del Norte. Después caminaron hacia un pasillo, donde hablaron brevemente.
Es la primera vez que un presidente de Estados Unidos en funciones se reúne con un mandatario norcoreano.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, remataron el martes una extraordinaria cumbre nuclear con la firma de un documento en el que el mandatario estadounidense prometió «garantías de seguridad» al Norte y Kim reiteró su compromiso con la «completa desnuclearización de la Península de Corea».
Trump y Kim participaron en una orquestada cumbre en una isla de Singapur que parecía impensable hace apenas unos meses.
Durante las casi cinco horas de conversaciones, tanto Trump como Kim se mostraron optimistas, y el presidente estadounidense dio las gracias después a su homólogo por «por dar el primer y valiente paso hacia un nuevo futuro para su pueblo».
Trump señaló en una conferencia de prensa posterior que Kim tiene ante sí «una oportunidad única» para devolver a su país a la comunidad internacional si accede a abandonar su programa nuclear.
El presidente de Estados Unidos anunció que paralizará las «maniobras militares» con su aliado Corea del Sur mientras duren las negociaciones entre Washington y Pyongyang. Trump presentó la decisión como una medida para ahorrar costos, pero el Norte lleva años oponiéndose a unos ejercicios que considera una amenaza de seguridad.
Trump reconoció que los plazos para la desnuclearización son largos pero añadió que «una vez que se inicia el proceso significa que prácticamente se ha acabado».
El dirigente reconoció que Estados Unidos tiene una información de inteligencia limitada sobre el arsenal nuclear norcoreano, «probablemente menor que la de cualquier otro país». «Pero tenemos inteligencia suficiente para saber que lo que ellos tienen es muy importante», agregó.
Trump evitó comentar sus elogios públicos al autocrático líder de una nación oprimida durante décadas y añadió que Otto Warmbier, un universitario estadounidense que estuvo detenido en Corea del Norte, «no murió en vano» porque su deceso influyó en las conversaciones nucleares.
Trump dijo que Kim aceptó su invitación a visitar la Casa Blanca en el momento «apropiado».
Con pocos detalles concretos, el documento rubricado por los dirigentes equivaldría a un pacto para seguir adelante con las discusiones y se hizo eco de declaraciones públicas y compromisos anteriores. El texto no incluyó un acuerdo para terminar con el estado técnico de guerra en el que están Estados Unidos y Corea del Norte desde principios de la década de 1950.
Los dirigentes se comprometieron a «construir un régimen de paz duradero y estable» en la península de Corea y a repatriar los restos de los prisioneros y los desaparecidos en combate durante la Guerra de Corea (1950-1953).
El lenguaje empleado para referirse al arsenal norcoreano fue similar al del texto firmado por los líderes de las dos Coreas tras una reunión en abril. En ese momento, Kim y Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur, fueron criticados por restar importancia al asunto hasta la cumbre con Trump. En el documento de Singapur, Trump y Kim hicieron una referencia directa a la llamada Declaración de Panmunjom, que incluía un débil compromiso con la desnuclearización pero ningún paso concreto para lograrla.
La firma del documento siguió a una serie reuniones en un lujoso complejo turístico de Singapur. Trump dijo entonces que esperaba «reunirse muchas veces» con Kim en el futuro. Respondiendo a preguntas de periodistas, dijo que «sin duda» invitaría a Kim a la Casa Blanca. Por su parte, Kim dijo que se trató de un «encuentro histórico» y dijo que «decidieron dejar el pasado atrás».
En un momento que no habría ocurrido nunca en Corea del Norte, tras la firma, los reporteros comenzaron a gritar preguntas a los dos mandatarios, incluyendo si discutieron el caso de Otto Warmbier, quien falleció en junio de 2017, apenas unos días después de regresar a su casa en Ohio.
La histórica cumbre fue la primera entre un presidente de Estados Unidos y un líder de Corea del Norte en activo.