El opositor Henri Falcón, quien fue el principal rival del mandatario Nicolás Maduro en los comicios presidenciales de Venezuela, acudió el miércoles al Tribunal Supremo de Justicia para impugnar los resultados y pedir un nuevo llamado a elecciones.
Falcón introdujo la acción judicial alegando que se cometieron algunas irregularidades como permitir la instalación de puntos oficialistas cerca de los centros de votación, que personas con limitaciones físicas sufragaran con asistencia de algún funcionario y que se entregaran bonos estatales a familias pobres días antes de las elecciones.
El dirigente del partido Avanzada Progresista, que rompió con la coalición opositora al participar en los comicios, dijo a la prensa que entregaría a las autoridades judiciales los fundamentos que demostrarían que el proceso electoral del 20 de mayo «adolece de validez».
«Esas elecciones no existieron», afirmó Falcón al anunciar que pedirá al Tribunal Supremo de Justicia -controlado por el oficialismo- que llame a nuevas elecciones.
Falcón, un exmilitar disidente del oficialismo de 56 años, anunció la noche del 20 de mayo, poco antes de que se presentara el primer boletín electoral, que desconocería los resultados electorales ante las supuestas irregularidades que se cometieron durante la votación. El pastor evangélico Javier Bertucci, que también se enfrentó a Maduro en los comicios, también denunció irregularidades en el proceso pero reconoció la derrota.
Maduro, que se impuso en la consulta con 6,2 millones de votos y superó por 47 puntos porcentuales a Falcón, desestimó las acciones del opositor y lo acusó de no respetar la voluntad de los venezolanos.
«Al principio o al final se quiebran, se quiebran ante la amenaza imperial», dijo el presidente reelecto al acusar al candidato perdedor de repetir las «mentiras de sus asesores y de los políticos de vieja alcurnia».
Los comicios presidenciales venezolanos fueron rechazados por Estados Unidos, la Unión Europea y la mayoría de los países de la región que acordaron reducir sus representaciones diplomáticas. Un día después de los comicios Washington endureció sus sanciones económicas al limitar la capacidad del gobierno venezolano de liquidar activos públicos.
«Sentimos esa victoria como nuestra», afirmó el miércoles el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, al felicitar a Maduro por los resultados y aseguró, durante una visita a la oficialista Asamblea Nacional Constituyente, que Cuba mantendrá el respaldo «invariable» al gobernante venezolano.
Díaz-Canel rechazó los cuestionamientos al proceso electoral venezolano y dijo que responden a esa «derecha que no es capaz de reconocer la legitimidad de un gobierno elegido por su pueblo».
El mandatario cubano, que asumió el gobierno el mes pasado, inició el miércoles su primera visita oficial a Caracas en la que espera reunirse con su par venezolano en el palacio presidencial.
En tanto, en un intento por superar la crisis interna generada por las fracturas entre los partidos miembros y el descontento de sus seguidores, la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) anunció el miércoles una reorganización de su estructura para incorporar a los pequeños partidos en las decisiones del bloque.
El diputado Simón Calzadilla, dirigente de la coalición, dijo en conferencia de prensa que la MUD contará a partir de ahora con una «junta de conducción» integrada por representantes de los seis partidos mayoritarios y un sexto miembro que actuará como representante de otros 15 partidos minoritarios.
«Estamos creando esta nueva estructura política más eficiente, más democrática, más amplia, adaptada a los nuevos tiempos», afirmó el dirigente.
La alianza no ha logrado superar la crisis desatada por el fracaso de las protestas antigubernamentales del año pasado en las que trató sin éxito de presionar la salida de Maduro del gobierno.
Las divisiones se intensificaron en febrero cuando Falcón se distanció de la coalición para postularse para los comicios presidenciales.