Cuando el ex presidente Hugo Chávez era una regla de sobrevivencia que todo lo que el dijera era cumplido a cabalidad. Los venezolanos incrédulos ante tanta novedad siempre parecía incrédulo ante los deseos de Chávez y decía “no, no creo que lo haga”. Al final terminaba cumpliendo con lo que decía, fuera bueno o malo.
Tal ejemplo lleva a recordar el 28 de diciembre de 2006 cuando en Fuerte Tiuna anunció la medida de cierre del canal de televisión RCTV por ser “un canal golpista”. Aunque la sociedad civil se activó de inmediato siempre resonaba esa frase de “eso no va a pasar”, sin embargo llego el 27 de mayo de 2007 y lo cumplió.
Más allá de la flagrante violación al derecho al trabajo de miles de venezolanos que quedaron desempleados con el cierre, el mayor atentado ocurrió en contra de la libertad de expresión. Con la salida de RCTV de la señal abierta, se constriñó el derecho de todos los ciudadanos de estar informados y de ser entretenidos según sus preferencias.
En su lugar un canal de televisión de servicio público, TVes. Sin embargo 11 años después, ese canal que usurpó la señal de RCTV permanece sin ganarse la aceptación de todos los venezolanos.
TVES tiene una anémica sintonía y su programación es una colcha de retazos de enlatados de diversos países. La producción nacional es mínima y de muy baja calidad.
Su presidente Winston Vallenilla pasó de ser un animador de espectáculos y concursos a un dirigente rojo rojito que ha aplicado la censura tal cual como ese 27 de mayo le fue aplicada a RCTV.