El recién elegido presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, promete que ahora en su segundo mandato hará las reformas necesarias para superar la peor crisis económica del país en su historia reciente. Pero Rodrigo Cabezas, exministro de Finanzas de Hugo Chávez entre 2007 y 2008, no tiene esperanzas.
En una entrevista con BBC Mundo critica el «dogmatismo esteril» y la «miopía dogmática» de un gobierno «alejado de la ciencia económica».
Cabezas, ahora docente universitario de 61 años, recibe a BBC Mundo en su casa de Maracaibo.
Aún paga el mismo monto acordado hace 12 años con su acreedor: 1.100 bolívares al mes. La cifra antes asfixiaba sus bolsillos. Ahora es irrisoria en, inservible para comprar siquiera una golosina.
Es uno de los reflejos de la hiperinflación del país, que igualmente se ve en el desplome del salario, que califica como «devastador».
Cabezas, miembro del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)hasta 2016, opina que el gobierno de Maduro pisa sobre un piso «frágil» desde el triunfo el domingo en las presidenciales y alerta del daño que pueden hacer a la población las sanciones.
Venezuela vive quizá su peor crisis social y económica. El gobierno plantea una explicación a ello y sus detractores, otra. ¿Hay una «guerra económica» o una crisis que es culpa del mismo poder ejecutivo?
Tenemos frente a nosotros, en estos últimos cuatro años, el deterioro progresivo de todas las variables que hacen funcionar una economía. Es una crisis sistémica y cismática. La recesión económica, la hiperinflación, el impago de deuda externa, el derrumbe de la producción de crudo, la desnutrición están presentes. Acá no hay fenómenos o misterios que no se puedan dilucidar con los instrumentos que nos da la ciencia.
¿Cuál es el principal talón de Aquiles de la economía venezolana?
Sin ninguna duda es la hiperinflación. Es inédita para los venezolanos. Es una tragedia social que el gobierno no reconozca la hiperinflación y no convoque al país nacional a superarla. Es urgente, por razones humanas y económicas, detenerla. Si el gobierno y el Banco Central de Venezuela (BCV) continúan en la omisión, la hiperinflación puede fácilmente superar al mes de diciembre, el 60.000%.
¿Qué provocó que Venezuela entrara en hiperinflación?
La hiperinflación la han creado los gobiernos desde la esfera monetaria y cambiaria. En Venezuela registramos un incremento de la oferta monetaria desbordante en niveles inauditos, a tal punto que saltó de cuatro billones de bolívares en enero de 2016 a 422 billones en marzo de este año, en el momento que caen el Producto Interno Bruto, las exportaciones petroleras y la recaudación interna.
Economistas han culpado también al exceso de dinero inorgánico.
El BCV emite dinero desde la nada con simplemente apretar un botón de una computadora, dinero electrónico convertido en deuda multibillonaria de PDVSA con el BCV y, con ello, erróneamente, financia el gasto fiscal expandiendo el circulante.
¿Quién puede negar, con seriedad, que esa desproporcionada masa de dinero electrónico, convertida en demanda doméstica al ir tras mercancías o productos escasos por la recesión, el contrabando de extracción, el bachaqueo (contrabando) y la caída de las importaciones por el bloqueo financiero, traería una elevación sorprendente de los precios expresados en bolívares?
¿Cuál sería su receta económica para solventar esta crisis?
Lo primero que deberá hacerse son los cálculos para estimar y acordar el anclaje cambiario; segundo, prohibir al BCV que emita dinero inorgánico electrónico; tercero, suspender el control cambiario e ir a un tipo de cambio fluctuante donde el BCV concurra como un ordenador del mercado, con despenalización total de la compra-venta de títulos y otros instrumentos financieros; cuarto, fijar las metas de inflación en correlación o ligadas con el programa de consolidación fiscal y; quinto, una política referida a las tasas de interés y manejo de deuda que puedan sostener el nuevo tipo de cambio.
¿Hay otras causas de la actual crisis económica?
La ausencia o carencia de una conducción profesional de la política económica evitó ver lo que se nos venía. Las respuestas dadas por el Estado continúan en el mismo error, en el terreno de decisiones administrativas punitivas. Pensar que puedes corregir la grave distorsión de precios relativos con miles de fiscales en las calles, cerrando establecimientos y privando de libertad a empresarios o comerciantes no sólo es ineficaz y absurdo, se volvió contraproducente. Generó más desabastecimiento y especulación.
¿La política cambiaria favoreció la crisis?
La política cambiaria adelantada por este gobierno fue el detonante mayor. Al no corregirse a tiempo el gigantesco diferencial cambiario de hasta tres precios oficiales del dólar, se destruyó la conformación de estructuras de costos en la industria, agroindustria y el comercio importador. Al agudizarse la inflación desde 2015 reclamamos que se hiciera una corrección o simplificación cambiaria para detener la corrupción entorno al dólar oficial más barato y evitar la apreciación del tipo de cambio que encarecía las importaciones. Esas voces no fueron escuchadas.
¿Y la caída de la producción petrolera?
Que hoy produzcamos 1,5 millones de barriles diarios de petróleo es sorprendente a los ojos de cualquier venezolano. Es una consternación por decir lo mínimo. El resultado fiscal negativo de la caída de producción supera los 20 mil millones de dólares en 2017-2018.
¿Comparte el argumento de que las sanciones de gobiernos foráneos contra funcionarios y el Estado venezolano son causales de la crisis?
Esas medidas tienen un origen geopolítico. Las sanciones a funcionarios públicos y empresarios privados, supuestamente corruptos, tienen un alcance personal. En cambio, el bloqueo financiero y bancario golpea la posibilidad de importación de alimentos, medicamentos, materias primas, repuestos, entre otros, así como los mecanismos de mercado para financiar la economía. Quedarnos sin bancos corresponsales en el mundo y la prohibición de compra de títulos de deuda venezolana es muy grave. Este tipo de sanciones unilaterales e injerencistas terminan afectando a los sectores más vulnerables, a los más pobres.
¿Qué ocurrió en la petrolera estatal PDVSA que explique esta crisis? Su expresidente, Rafael Ramírez, cree que está al borde del colapso.
La industria fue impactada por el diferencial cambiario y la sobrevaluación que hicieron inviable el retorno de la inversión. Cayendo la producción de crudo y de refinados, con alto nivel de endeudamiento y con una nómina que superó los 145.000 empleados era evidente que sus operaciones básicas se resentirían por estrechez de flujo de caja y reducida inversión, incluso en mantenimiento.
¿Se siente usted corresponsable de la crisis? La oposición alega que esta crisis es culpa del chavismo en general y que hubiese ocurrido incluso con Chávez vivo.
Dejé de ser ministro de Finanzas hace más de diez años. Nunca más participé de decisiones económicas del Estado. Todas mis observaciones críticas y advertencias desde la ciencia económica fueron desatendidas, desestimadas y descalificadas con el mote de que eran planteamientos neoliberales.
¿Cree que el presidente Chávez hubiese tomado decisiones económicas diferentes a las actuales para salir de la crisis?
No es posible saberlo. Sería una especulación interesada. Lo recuerdo en una llamada desde su convalecencia en Cuba, en junio de 2011, pidiéndole a la dirección de su partido que le ayudara en el tema de la «viabilidad fiscal de la revolución». Quizás habría renovado y actualizado sus posturas frente a una crisis. Es posible.
¿Qué opina de la nueva reconversión monetaria decretada por el gobierno para mediados de este año? Usted condujo una hace 11 años.
Escribí un artículo alertando sobre omisiones de esta reconversión que pudieran causar gravísimos inconvenientes de efectivo a partir del 4 de junio. Lo sensato es diferirla para el 1 de enero de 2019. Ahora, no discuto la necesidad de un ajuste en el cono monetario que corrija las distorsiones en el sistema de pagos y cómputos, pero la reconversión no tiene sentido si no se coloca adelante el objetivo de detener la devastadora hiperinflación. En menos de tres meses, requeriremos billetes de mayor denominación. Supongo que el directorio del BCV lo informó al alto gobierno.
¿Cómo valora la reelección del presidente Maduro y el proceso de votación del domingo, tildado de ilegítimo por los otros candidatos y por una veintena de naciones?
En los últimos 18 años es el resultado electoral que genera un gobierno con un piso político y social muy frágil. Imposible ocultar la abstención de la mayoría venezolana. Ese es el dato histórico, por inédito.
¿Cree posible que haya un golpe de timón o cambios en la conducción económica bajo el liderazgo de Maduro?
No tengo ninguna esperanza de cambios en la conducción económica equivocada hasta ahora. Como le dije, están dominados por un dogmatismo estéril, acrítico que les hizo perder la realidad. Nunca entenderán que la primera medida de política económica no es, en estricto sentido, económica; es de economía política. Me refiero a la urgencia de arreglar o superar el bloqueo económico y financiero de los Estados Unidos. Como es un tema para el actual liderazgo de preservación del poder a toda costa, no negociarán con el gobierno norteamericano. No habrá programa de estabilización económica y monetaria, por muy bien elaborado y pertinente que esté, que pueda tener éxito sin que antes se suspenda el pernicioso bloqueo. Tampoco su miopía dogmática les permitirá ver la urgencia de nuevos arreglos jurídicos y económicos para detener el derrumbe de PDVSA.