La novela de Víctor Hugo, ambientada en Francia del siglo XIX y que retrata la vida de los más sumidos en la pobreza y el e infortunio, presta su título al reportaje de The Economist su edición anual El Mundo en 2018, dedicado a los que deberían ser, de acuerdo a las probabilidades que indica su situación, los países más infelices del planeta en el año que corre.
Dada la seriedad e independencia de esa publicación, leí el artículo con interés.
Entre los países ricos, el pueblo más estresado es el griego, pero para este año su muy dañada economía debería comenzar a dar señales de recuperación. Los Estados Unidos de Trump y la Gran Bretaña del post Brexit tienen sus tensiones. Pero otros son “Los miserables”.
En el resto del mundo Corea del Norte, Yemen, varios países del África sub-sahariana como Zimbabue, Burundi, la República Centro Africana y la República Democrática del Congo. El más triste de todos este año, opinan los analistas de la Unidad de Inteligencia de la casa editorial londinense, será Sudán del Sur. Un país africano recién independizado en 2011, de enorme inflación y azotado por conflictos tribales, cuyas elecciones están previstas para julio pero o no se realizarán o, en el mejor de los casos, serán francamente defectuosas.
En una publicación del año pasado, con cifras oficiales, la inflación venezolana más que cuadruplicaba la de Sudán del Sur y todavía aquí no habíamos entrado en el voraz proceso hiperinflacionario que nos abruma. Venezuela, nuestro país, tiene el dudoso honor de aparecer este año en esa lista indeseable.
¿Qué dicen de Venezuela? Que es uno de los que está en peor situación, a pesar de ser un país de ingresos medios y tener las mayores reservas petroleras del mundo. Por nuestro manejo disparatado de la economía, observan, esta se ha encogido una cuarta parte desde 2014 y pronostican una todavía más dolorosa caída de otro 6% este año. En lo cual, como en la predicción de más de 1000% de inflación, transcurridos menos de cinco meses, sabemos que se han quedado cortos. Anotan que la insuficiencia de divisas hará que la escasez de alimentos y medicinas continúe.
El default de la deuda y un virtual colapso económico son probables. En lugar de afrontar estos problemas, el Presidente parece más interesado en jugar sucio a la oposición a menudo violentamente. No creen en la pulcritud del proceso electoral. Así nos ven. Y usted, que vive cada día nuestra cotidianidad ¿cómo ve su país?
