La guerrilla colombiana ELN aseguró que cesará sus actividades militares por cinco días, incluyendo el fin de semana del 27 de mayo, en el que se celebran las elecciones presidenciales en Colombia, para facilitar la participación de la ciudadanía.
El Ejército de Liberación Nacional (ELN), que cuenta con unos 1.500 combatientes, retomó la semana pasada sus diálogos de paz con el gobierno, en reuniones que se realizan en La Habana.
«El ELN cesará actividades militares de las cero horas del 25 de mayo a las veinticuatro (horas) del 29 para aportar a unas condiciones favorables que le permitan a la sociedad colombiana expresarse en las elecciones», anunció.
La información fue divulgada en el editorial titulado «Unos cesan el fuego y otros no» de la última edición de su revista Insurrección, publicada este lunes, y replicada en su cuenta de Twitter.
En el escrito dijeron «esperar que este espíritu de conciliación del ELN, sea respondido con una conducta similar» por parte del gobierno.
«Me alegra mucho (el cese al fuego) y espero que durante ese tiempo también sigamos avanzando para tener acuerdos lo más rápido posible», dijo el presidente Juan Manuel Santos, desde Madrid.
Colombia elegirá al sucesor de Santos el 27 de mayo, aunque si ningún candidato obtiene más del 50% de los votos, habrá un balotaje en junio.
Un acuerdo difícil de romper
El gobernante ya ha admitido que no será posible un acuerdo final de paz con el ELN antes del término de su mandato, en agosto.
Y los esfuerzos del mandatario por mantener las conversaciones en busca de lo que ha denominado «la paz completa» en Colombia podrían verse entorpecidos si la derecha, opuesta a estas negociaciones, gana las presidenciales del 27 de mayo.
El senador Iván Duque, del derechista Centro Democrático que encabeza el expresidente Álvaro Uribe, feroz opositor de Santos, lidera los sondeos.
Ante ese escenario, Santos está dispuesto a firmar un documento marco con la guerrilla, antes de terminar el gobierno, que sea difícil de romper para su sucesor.
El objetivo es «firmar una especie de acuerdo marco (…) con parámetros básicos y el próximo gobierno decidirá si continúa o no» con los diálogos, explicó el presidente. «Si se logra llegar a ese nivel, creo que al próximo gobierno le quedará difícil reversar esa negociación», dijo Santos, premio Nobel de la Paz en 2016.
Para el ELN, «los candidatos presidenciales de la derecha hacen gala de un discurso de odio para perpetuar el ejercicio de la violencia como mecanismo de lucha política».
En el reinicio de las negociaciones el 10 de mayo, el jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, expresó su preocupación por «las dificultades» e «incumplimientos» que enfrenta la aplicación del acuerdo de paz que desarmó y transformó en partido a la guerrilla FARC.
Aseguró que «de un año a otro ha crecido un 20% el asesinato de líderes sociales y opositores» y que, pese a los reclamos, se está «configurando un genocidio de la oposición que actúa en la legalidad».
«Comprenderán la preocupación nuestra, porque si a nosotros se nos invita a dejar las armas y a hacer la lucha política en la legalidad, pero nos está esperando ese escenario, deben entender de que no son muchas certezas las que nos esperan», añadió.
El candidato presidencial por Cambio Radical, Germán Vargas, consideró la decisión del ELN como un «buen primer paso», mientras que el miembro del partido FARC José Lisandro Lascarro (alias Pastor Alape), calificó el hecho como un «gesto que contribuye a edificar la paz».
Negociaciones en La Habana
El quinto ciclo de conversaciones de paz en La Habana tiene como objetivos conseguir una tregua y encontrar un mecanismo para que la ciudadanía pueda participar en el proceso de paz, una demanda constante del grupo rebelde.
Ambas partes se mostraron dispuestas a pactar un cese al fuego mejor al que lograron en octubre de 2017 y que duró 101 días, hasta enero de 2018, en medio de críticas de incumplimientos. Al término de aquella tregua el gobierno colombiano denunció una inmediata ofensiva del ELN.
Las negociaciones de paz entre las partes se desarrollaban en Quito desde febrero de 2017, pero Ecuador se marginó oficialmente como sede y garante el pasado 20 de abril tras inusitados ataques y secuestros realizados por disidentes de las disueltas FARC en su territorio. Ahora Cuba tomó la posta.
La isla caribeña, que también es garante del proceso, acogió durante cuatro años los diálogos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que culminaron a finales de 2016.
Cuba tiene los requisitos necesarios para que las negociaciones fluyan: experiencia en el tema, cercanía geográfica, confidencialidad y seguridad, características que destacaron tanto el gobierno como las FARC durante sus diálogos.