Una crisis que carcome el estilo de vida del venezolano y un Estado sin medidas que garanticen la plena estabilidad individual y colectiva. Un pueblo adaptado al “quien me resuelva” y sumergido en un sinfín de manipulaciones por parte de un Gobierno que tiene como prioridades las necesidades propias de quienes –apenas–, pueden comer una vez al día (sabe que allí está la debilidad). A la Venezuela de hoy, le hacen faltas medidas más allá del populismo, que si bien satisface determinadas carencias, moldea al ciudadano a su antojo y a adoptar posturas pasivas, que a la larga forman un ser con ánimos solo de esperar “el resuelve”. Y en efecto, así no se construye una nación; se necesita educar en función del trabajo como acción para el progreso y la dignificación como individuo.
Yulimar Rodríguez-Juan Diego Vílchez Valbuena / Diseño: Lizzie Suárez
¿Una solución al conflicto venezolano? En la mente de los líderes oficialistas, la tan mencionada “guerra económica” es la bandera para mantener niveles de popularidad en medio de un caos. Solo así, pueden proteger un sistema que aunque promueva la igualdad a través del socialismo con miras a mejorar la calidad de vida, indujo a millones de venezolanos a vivir en condiciones inhumanas.
No alimentarse de forma adecuada, andar sin transporte ni efectivo, limitación de libertades, medicamentos escasos y miles de pacientes a punto de morir, supermercados sin productos que ofertar y otros con altos precios; empresas cerradas y quebradas, una educación sin investigación y con profesionales pocos remunerados en función de su labor, indican que Venezuela está en el peor momento de su historia.
Una realidad a la vista de todos y reconocida por los propios dirigentes maduristas, quienes atribuyen a gobiernos extranjeros, la anarquía en la cual está sumergido el país. Y ante estos escenarios, el Gobierno ha respondido desde diciembre de 2017, con bonos de protección social, dirigidos a determinados sectores en fechas puntuales, que incluyen los días festivos, convertidos ahora en la justificación para regalar millardos de bolívares a quienes hoy, tienen su Carnet de la Patria, único mecanismo para optar por algún beneficio.
Hasta los momentos, han entregado 13 bonos de protección social, que no van a la par de la inflación y alcanza solo para un producto de la canasta básica familiar.
Desestimulan la creación de riqueza
La hiperinflación de la que hablan muchos especialistas es atacada, de acuerdo al Gobierno de Nicolás Maduro, con los bonos de protección social.
Elimpulso.com consultó a varios de ellos a fin de conocer el impacto de esta medida populista en la Venezuela en caos.
Para el economista Juan José Pérez, docente de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, se trata de una acción que persigue dotar de capacidad de compra a sectores adscritos a la ideología oficial. En ese sentido, “más allá de su carácter discriminatorio, ha de comprenderse, que intenta expandir la demanda”, dijo.
Con los bonos de protección social se busca que los beneficiarios vayan al mercado y compren de forma inmediata los productos que requieren. Sin embargo, esta solución de promover el consumo a corto plazo, “agrava los problemas de inflación y escasez”, reflexiona Pérez. Aunado, a que el Producto Interno Bruto (PIB), desde hace cuatro años va en caída, junto a las importaciones por falta de dólares. “Y el resultado es más inflación y más escasez”, concluye.
-Entonces, ¿En qué podrían invertirse esos recursos que se otorgan a través de bonos de protección social?
-En remunerar mejor a los trabajadores productivos. El drama social al que asistimos es que los que tanto los trabajadores, como los pensionados, los jubilados, los beneficiarios de los bonos reciben un ingreso similar, en detrimento de los primeros. Por esa razón, se desestimula el trabajo productivo y la creación de riqueza. En algunos casos, para determinados oficios, lamentablemente los bonos son superiores al salario. Mientras no se revierta esta situación, el fenómeno de la hiperinflación seguirá su curso ascendente.
-¿Hay algo de malo en esa medida?
-No. El problema está en el financiamiento, cuya base es ficticia, es dinero falso. Otro sería el caso si viniese del endeudamiento o de la recaudación de impuestos. La secuencia bonos, inflación, seguido de más bonos y más inflación no durará mucho tiempo, pues la gente va descubriendo la verdadera causa de la inflación, que no es otra que la emisión inorgánica de dinero.
Es una vana ilusión ante aumento de precios
Ya el venezolano está acostumbrado a esperar cada vez su respectivo beneficio. Lo adaptaron a producir menos y a pedir más, mientras el Estado le resuelve determinadas necesidades. El profesor universitario, economista y miembro del Movimiento Laborista y del Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess), Froilán Barrios, aseguró que la intención del Gobierno de incrementar el poder adquisitivo mediante los bonos de protección social, genera aún más inflación en la economía, pues no logran su cometido de aumentar el salario real y multiplican los indicadores de precios, al no estar relacionados con el ascenso del Producto Interno bruto (PIB).
Considera que la medida “es solo una vana ilusión, ya que ante la realidad del aumento vertiginoso de los precios, al recibir el bono, ya este desaparece por su escaso valor”, asegura.
-¿Es una aventura del Gobierno nacional?
-Al ritmo que vamos, nos vemos rumbo a la República de Weimar en la Alemania de los años 20 del siglo pasado, cuando el pasaje de un autobús o el de un periódico llegó a alcanzar millones de marcos, como ejemplo de la destrucción de la economía de ese país. Aquella aventura terminó con el surgimiento del nazismo, ¿en que terminará la nuestra?
-¿Qué se necesita para mejorar la condición actual de Venezuela?
-Hoy Venezuela necesita reorientar todos los recursos provenientes hacia la reindustrialización del país y la atención de la crisis humanitaria, ya que continuar con medidas populistas como estas, lo que se busca es profundizar la atadura y la dependencia del ciudadano al Estado hasta convertirlo en esclavo.
Ahora compran votos con bolsas de alimentos
En Venezuela, todo aquel que tenga su Carnet de la Patria es candidato a recibir su bonificación, independientemente de si trabaja o no. Para el politólogo y magíster en Ciencias Políticas, con especialidad en Análisis de Datos, John Magdaleno, el país necesita una economía con niveles equilibrados, y no programas que suavicen la crisis.
Para él, “si nos damos cuenta y analizamos la situación actual, es imposible adquirir los productos suficientes con ese dinero que entregan. Lo ideal es que con 3.000.000 Bs., estuviéramos viviendo felices y que el salario alcanzara para comprar todo lo que está en el mercado a precios justos”.
Dice que ningún bono o aumento va a satisfacer las necesidades de los venezolanos. “¿Cómo se le ocurre a un Presidente dar un aumento salarial de 2.500.000?”, se pregunta.
Magdaleno asegura que los bonos de protección social “son una medida populista. Recuerdo cuando se jactaban en decir que en la IV República compraban votos con bloques, ahora lo hacen con bolsas de alimentos”.
Considera que se intenta “comprar consciencias y tener a las personas amarradas… eso es desastrosos. Y al final, no será un beneficio para nadie.”
Magdaleno reflexiona que existen otras medidas para acabar con la crisis, como un cambio de Gobierno que promueva la recuperación del aparato productivo nacional.
Varios beneficios poco le alcanzan
En Barrio Unión, al oeste Barquisimeto, vive Nancy Rodríguez (39 años) junto a sus tres hijos (8, 5 y 2 años, respectivamente), en una vivienda que apenas cuenta con una humilde cocina, un baño y un cuarto, donde duermen todos en dos camas pequeñas unidas.
Ella, no tiene trabajo formal, solo se dedica a hacer oficios de hogar en casas ajenas para poder llevarles de comer a sus hijos, quienes son cuidados por su abuela Lucía González.
Rodríguez recibirá el beneficio de los Bonos Protectores de la Familia Venezolana por un monto de Bs. 1.020.000 bolívares, adicional al del Día de la Madre por Bs. 1.500.000 para un total de Bs. 2.520.000, un salario mínimo de acuerdo al aumento del 1º de mayo.
Con ese dinero, tratará de comprar lo que pueda para alimentar a sus tres hijos. Y, a veces, hasta ella, porque existen días en los que prefiere sacrificar su sustento para dárselo a sus pequeños.
Vive la crisis como cualquier otro venezolano, no ha podido darle a su familia las comodidades que en otros tiempos eran posibles.
“Agradezco al Gobierno los bonos, pero no nos podemos acostumbrar a que siempre nos den. Muchos queremos trabajar, pero la realidad del país, hace que nos nieguen algún puesto en cualquier empresa. Y más, a mi edad, donde piden muchas referencias. Trabajar por un salario mínimo cuando todo se va en pasajes y comidas, es difícil en estos momentos”, comenta.
En su cuadra de Barrio Unión, existe una manzanera (persona que encargan del liderazgo en la zona y ser el enlace con Gobierno), quien cada mes o cuando existen anuncios oficiales, la visita para conocer si efectivamente está recibiendo los beneficios.
“Pero al final, sé que es vigilancia. Porque si no comulgo con el proceso, me quitan los beneficios. Tienen todos mis datos, porque los registré a través del Carnet de la Patria. Nos tiene encerrados, sin poder progresar”, reflexiona.
Rodríguez espera que la situación país mejore pronto. Mientras tanto deberá acostumbrarse a su CLAP y bonos de protección social.
El anuncio de Maduro
En medio de su campaña electoral, el candidato a la reelección, Nicolás Maduro, aprovechando los recursos del Estado, le entregaría a las madres un regalo en su día. «Vamos a dar un bono a las madres venezolanas de 1.500.000 bolívares de regalo para todas las madres y abuelas de Venezuela, para eso vamos a ganar», expresó en Trujillo. Por lo visto, estas medidas seguirán en lo que queda del año, cuando existan fechas festivas o se le ocurra al mandatario.
El costo de lo recibido
Lo Bs. 1.500.000 que recibirán este domingo, tan solo le alcanzará para un almuerzo, ni siquiera habrá dinero para comprar regalos que por tradición -en la Venezuela petrolera- se entregaban al resto de los familiares. Muchas mujeres aprovecharán y seguirán ahorrando con el fin de darse «algún gusto», en algún momento. Pero, para las madres venezolanas, la prioridad es la alimentación de todos.
En Venezuela, existen percepciones diferentes en cuanto la crisis política, social y económica que cada día se intensifica. Muchos han visto los bonos de protección social como un respiro o extra a tantas necesidades; sin embargo, otros, aseguran que no es la solución. Distintas opiniones, hoy cuentan qué piensan de ese beneficio oficial.
“Tengo Carnet de la Patria, he sido beneficiado por 3 bonos, que me ayudan a solventar mi situación económica, con ellos compro la comida y las medicinas que necesito para mi salud, me siento satisfecho”
“He recibido 5 bonos, y me alcanzan para comprar los alimentos. Los bonos son un oxígeno por la guerra económica, sin embargo considero que se debe reactivar el aparato productivo”.
“No tengo Carnet de la Patria. Esos bonos lo que generan es dependencia, mal acostumbran a los ciudadanos y además no alcanzan para nada, contribuyendo a la inflación, hay que enseñar a trabajar”.
“Recibí el Bono de la Juventud, no estoy a favor, saqué el Carnet de la Patria obligada por la bolsa de comida que me venden, los bonos aumentan a los flojos y la gente no trabajan, por eso aquí estamos así”.
“Los bonos son la peor inversión que han hecho, la gente vive de eso y los que lo reciben son unos conformistas, no estoy de acuerdo, el objetivo no es ayudar, el verdadero objetivo es que dependas de ellos”
«No soy beneficiada, desde mi perspectiva eso lo que hace es perjudicar, la gente no quiere trabajar, ahora solo quieren pedir, por eso pasan hambre esperando el bono y la bolsa de los CLAP».