La decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán no solo socava la credibilidad diplomática de Washington sino que también complica seriamente las negociaciones con Corea del Norte sobre el arsenal nuclear, estimaron los expertos.
El presidente estadounidense debería reunirse en las próximas semanas con el líder norcoreano, Kim Jong Un, para discutir el tema nuclear, como nuevo reflejo de la distensión extraordinaria en la península coreana.
Sin embargo Trump, acaba de anunciar el retiro de Estados Unidos de este compromiso con Irán alcanzado en 2015, fruto de largas negociaciones internacionales que se empeñaron por evitar que Irán se dotara de la bomba atómica.
La decisión fue tomada mientras las otras partes de este pacto defendieron hasta el final el texto que calificaron de «histórico», y subrayaron que la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) certificó con regularidad que Teherán estaba cumpliendo con sus obligaciones.
El secretario de Estados adjunto del gobierno de Barack Obama (2008-2016), Antony Blinken, estimó que este giro de Washington complica ahora el asunto norcoreano.
«¿Por qué Kim (…) debería creer en los compromisos del presidente Trump si este rompe arbitrariamente un acuerdo que la otra parte respeta?, se preguntó en Twitter.
Une opinión que comparte Vipin Narang, profesor en la prestigiosa universidad estadounidense Massachusetts Institute of Technology (MIT). «Hoy se recuerda al mundo que los acuerdos son reversibles y pueden tener fecha de caducidad, y que las armas nucleares pueden ser un seguro de vida».
«Locura»
Corea del Norte, que en la actualidad está técnicamente en guerra a falta de un tratado de paz, siempre justificó el desarrollo de programas nucleares y balísticos por la amenaza que representa Estados Unidos para la supervivencia de su régimen.
El consejero estadounidense en seguridad nacional, John Bolton, afirmó a finales de abril que Estados Unidos pensaba en «el modelo libio de 2003, 2004» para la desnulearización de Corea del Norte.
Muamar Gadafi, que entonces dirigía Libia, anunció en diciembre de 2003 que renunciaba a todo programa de desarrollo de armas de destrucción masiva (ADM) después de nueve meses de negociaciones secretas con Estados Unidos y Reino Unido.
Pero Gadafi fue derrocado en 2011 por una rebelión apoyada por bombardeos aéreos occidentales y luego asesinado.
Pyongyang ha citado varias veces este ejemplo, así como el destino trágico del expresidente iraquí Sadam Husein, para justificar sus programas militares prohibidos.
Según el exjefe de la CIA John Brennan, la «locura» de Trump «socavó la confianza mundial en los compromisos que adquiere Estados Unidos, alienó a los aliados más cercanos, fortaleció a los halcones iraníes y le dio a Corea del Norte más razones para mantener sus bombas nucleares».
Aliado chino
La imprevisibilidad de Trump suscita preocupaciones en Corea del Sur. En este contexto, ¿qué peso tienen los esfuerzos de paz del presidente surcoreano, Moon Jae-in?
Según expertos, los dos viajes a China de Kim Jong Un muestran que busca el apoyo de su tradicional aliado chino.
Kim se reunió esta semana con el presidente chino, Xi Jinping, por segunda vez en poco más de un mes.
«Corea del Norte es plenamente consciente de los riesgos que Estados Unidos renuncie a cualquier acuerdo en caso de cambio de gobierno», dijo a la AFP Koh Yu-hwan, de la Universidad Dongguk.
«Para protegerse contra esta posibilidad, Kim Jong Un se reunió dos veces con Xi Jinping para tener garantías de China en materia de seguridad, antes de entrar en negociaciones con Estados Unidos.»