En el marco del Proyecto denominado Monitoreo del Derecho a la Salud en Venezuela: Una aproximación desde la escasez de medicamentos, las muertes prevenibles y la infraestructura hospitalaria, la Asociación Civil Convite ha realizado un total de 12 mediciones destinadas a la canasta básica de principios activos prescritos para las cuatro principales causas de morbilidad que afectan a la población venezolana: hipertensión, diabetes, diarrea e infecciones respiratorias agudas.
Persiste la alarmante tendencia a alcanzar el 100% de desabastecimiento, expresa Luis Francisco Cabezas, director de Convite A.C.
Añade que el Índice de Escasez General (IEG) cerró en 90,3% durante el mes de febrero. Es decir, en 7 de las 12 mediciones que se han realizado hasta la actualidad, la canasta básica de medicamentos para las cuatro principales causas de morbilidad en Venezuela, ha mostrado una escasez escandalosamente cercana al 100%.
En Caracas, la ciudad más poblada de Venezuela, el desabastecimiento de medicinas para una enfermedad común como la diarrea alcanza 97,4%, mientras que los fármacos requeridos para tratar las infecciones respiratorias agudas (IRA) escasean en 96,8%. Asimismo, se encuentra 94% y 85,9% de desabastecimiento para los medicamentos prescritos en el tratamiento de la diabetes e hipertensión, respectivamente.
Barquisimeto no escapa de esta realidad: es la peor abastecida de las cinco capitales incluidas en el estudio (Caracas, Mérida, Maracaibo y Nueva Esparta), presentando los resultados más críticos en lo que a abastecimiento de medicamentos se refiere.
Para el mes de febrero, el indicador de desabastecimiento local se ubicó por encima de 90% para las cuatro morbilidades objeto de estudio.
Los grupos de medicamentos peor abastecidos para la ciudad de los crepúsculos son los fármacos prescritos para el tratamiento de la diabetes y para las infecciones respiratorias agudas con un índice de escasez de 97,5% y 97,2% respectivamente.
Por su parte, el protocolo farmacéutico para la hipertensión mostró un peligroso 91,4% de desabastecimiento y, para las diarreas, se ubicó en un poco alentador 95,1%.
“Los índices encontrados en Barquisimeto son poderosamente alarmantes debido a que, en todos los casos, el indicador se ubicó por encima de 90% y peligrosamente cercano a 100% de escasez”, señala Cabezas.
Mérida
Mérida es la segunda ciudad peor abastecida de los medicamentos recetados para las cuatro causas de morbilidad monitoreadas.
La ciudad andina reportó un peligroso índice de 91,4% de escasez en medicamentos hipoglicemiantes y 95,8% de escasez de medicinas para infecciones respiratorias agudas.
En el caso de la canasta de medicamentos para los síndromes diarreícos, se encontró 100% de escasez, lo que pudiera representar potencialmente, incluso la muerte de, al menos 1.500 merideños que se han visto afectados por un brote de diarrea y vómito registrado en la localidad desde el 14 de enero, y cuyas consecuencias no han cesado.
Los medicamentos antihipertensivos fueron, en la capital andina, los mejor surtidos, evidenciando un indicador de desabastecimiento que se ubicó en 67,3%.
Maracaibo y Nueva Esparta
Maracaibo es, relativamente, la ciudad mejor surtida para el mes de febrero, manteniendo el indicador de escasez por debajo de 80% para tres de las cuatro causas de morbilidad que monitoreamos; de esta forma, los medicamentos hipoglicemiantes reportaron 77,4% de desabastecimiento, mientras que los antihipertensivos se ubicaron en 78,0%; y los antidiarreícos en 75,3%. Sin embargo, la peor surtida fue la canasta básica de los medicamentos prescritos para el grupo de las infecciones respiratorias agudas, la cual registró 93,5% de ausencia.
La otrora Perla del Caribe (Margarita) y los margariteños son víctimas de un casi absoluto desabastecimiento de medicamentos para las infecciones respiratorias, seguido de los medicamentos para el tratamiento de la hipertensión arterial como el segundo grupo de fármacos peor abastecido en la isla.
Convite alerta
La Asociación Civil denuncia que en el mes de febrero cerraron al menos 125 farmacias en todo el país que, por falta de medicinas.
Con la instauración de una nueva modalidad de comercio de fluidos humanos en el denominado mercado negro, se ha registrado la venta de sangre en hospitales por US$ 140. Esta forma de “bachaqueo” toma fuerza por la terrible escasez de sangre y sus derivados en los bancos de sangre del “sistema” público de salud, debido a la falta de reactivos para realizar las serologías y análisis correspondientes.
El “bachaqueo” ha invadido todas las esferas de la vida de los venezolanos y la salud no se escapa de esta realidad. Actualmente es sumamente difícil poder conseguir insumos médicos, medicinas y equipos médicos en farmacias y hospitales. Sin embargo, es muy posible que los denominados “bachaqueros” sí tengan disponibilidad de estos productos y los comercialicen, a precios dolarizados, incluso en las afueras de los centros de salud, ante la mirada indiferente de los efectivos militares que hoy custodian casi la totalidad de los hospitales del país.
La ausencia absoluta de inmunosupresores condena al rechazo de órganos y, en muchos casos, a muerte a los pacientes trasplantados.
El uso y la exigencia del denominado carnet de la patria se consolida en el país como instrumento de dominación y discriminación política, que ya alcanzó el derecho a la salud.
El mecanismo de distribución de medicamentos desarrollado por el gobierno nacional, el servicio 0800-SALUDYA, exige el número o serial de carnet de la patria como documento de identidad de los pacientes que llaman al mismo. Dejando sin posibilidad de adquirir sus medicamentos a los miles de venezolanos que no han sacado el documento.
Los niños y personas mayores son los más afectados por la emergencia, ya que son poblaciones históricamente vulnerables.
Ante la indolencia del Estado por la muerte de 14 niños en la sala de nefrología del Hospital J.M de los Ríos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares a un grupo de niños trasplantados del principal hospital pediátrico de Venezuela. Ningún vocero o representante del Estado se ha pronunciado al respecto.