Frustrados e indignados, los venezolanos se sienten sometidos a un mayor confinamiento tras la decisión del gobierno de suspender los vuelos de la aerolínea panameña Copa -su principal vía de conexión-, un paso más en el creciente aislamiento internacional de Venezuela.
La medida se enmarca en la suspensión, por tres meses prorrogables, de las relaciones económicas con altos funcionarios y empresas de Panamá, anunciada el jueves por el gobierno de Nicolás Maduro. Esto provocó el retiro del embajador panameño en Caracas y el llamado a consultas del venezolano.
Delcy Rodríguez, presidenta de la oficialista Asamblea Constituyente que rige el país como un suprapoder, defendió este viernes la medida como respuesta a la “agresión” que significaron las sanciones que impuso Panamá el 29 de marzo contra Maduro y otros 55 funcionarios venezolanos.
Ambos países justifican las medidas en la protección de sus sistemas financieros, acusándose mutuamente de favorecer el blanqueo de capitales.
“La reacción es desproporcionada y los afectados somos los venezolanos. Estamos cada vez más encerrados: en el hemisferio, Venezuela será la única isla en un continente; en el mundo, Corea del Norte y nosotros“, dijo a AFP la internacionalista Milagros Betancourt.
Cientos de venezolanos y un puñado de extranjeros confundidos se aglomeraban el viernes en los dos principales aeropuertos, Maiquetía (que sirve a Caracas) y Maracaibo (oeste), donde empleados de Copa explicaban que podían recibir el reembolso del boleto o cambiar de destino.
“Yo no quiero el reembolso de mi boleto, lo que deseo es largarme del país”, dijo molesta en el aeropuerto de Maracaibo Victoria Martínez, de 34 años, quien iba a volar a Chile, emigrando como lo han hecho cientos de miles de venezolanos en los últimos años.
«Peleles y súbditos»
Hundida en una severa crisis, el país petrolero vio retirarse a unas 12 aerolíneas desde 2014 debido a millonarias deudas, y sólo operan unas 10, siete de ellas a Europa.
Copa es la que ofrece más frecuencias entre Venezuela y el mundo -diez vuelos de llegada y salida diarios- y es vital para la conexión con el resto de América Latina.
Las tensiones internacionales de Venezuela han subido de tono en un cruce de acusaciones y sanciones progresivas, atizadas por el adelanto de los comicios presidenciales del 20 de mayo, pues varios gobiernos estiman que el proceso no garantiza transparencia ni pluralismo político.
“El gobierno ha olvidado que la negociación es la base de las relaciones internacionales, y no la confrontación“, agregó Betancourt.
El gobierno de Maduro acusa de súbditos de Estados Unidos a países y bloques que en el último año le han impuesto sanciones, denunciando una deriva autocrática del gobierno.
Con la llegada de Donald Trump al poder, Estados Unidos adoptó un rosario de sanciones contra autoridades venezolanas y medidas económicas que ahora amenazan con llegar a un embargo petrolero, un punto extremadamente sensible por tratarse del principal comprador del crudo venezolano (33%).
Aunque se resistió por un tiempo a hacerlo, la Unión Europea también impuso sanciones a funcionarios y un embargo de armas y de material susceptible de usarse para la “represión”. El 28 de marzo, Suiza se sumó con medidas contra siete altos cargos, que no podrán entrar ni pasar por ese país.
En una nueva arremetida contra su homólogo francés, Emmanuel Macron, que descalificó las elecciones, Maduro lo tildó el jueves de “pelele de Trump” y “sicario de la oligarquía financiera”.
“Como fiera atacada»
En una América Latina que ha virado hacia la derecha, los incondicionales de Caracas siguen siendo Cuba, Bolivia y Nicaragua, con los que comparte una fuerte retórica contra Estados Unidos.
En agosto de 2017, el Mercosur decidió de forma unánime suspender a Venezuela del bloque, en tanto que los 14 países del llamado Grupo de Lima no reconocen los próximos comicios.
“El gobierno responde automáticamente como una fiera atacada y acorralada, porque el mundo se le ha hecho chiquito y él mismo profundiza el aislamiento“, declaró a la AFP el analista Luis Salamanca.
Fuera de la región, Caracas recibe apoyo de China, con millonarias inversiones y créditos (la deuda es de unos 28.000 millones de dólares) a cambio de petróleo y concesiones mineras; y de Rusia, con quien tiene una estratégica cooperación militar y petrolera.