El economista Michael Porter define la innovación, desde la perspectiva del cliente como:“la transformación del conocimiento en nuevos productos, procesos y servicios que permitan la satisfacción de sus necesidades.” Desde esta perspectiva organizacional cuando las empresas logran innovar de manera continua, como consecuencia de diferentes estímulos y aprendizajes para atender sus clientes puede decirse que posee una habilidad o capacidad para la innovación. Una buena innovación debería dar lugar a innovaciones efectivas; es decir, innovaciones que agreguen valor.
Se han identificado muchas variables o factores que parecen facilitar el proceso de innovación. Pero más importante parece ser la necesidad de identificar los factores que facilitan la creación y el sostenimiento de una capacidad de innovación. Estos factores se derivan de diferentes dimensiones y áreas de conocimiento. Un modo sencillo de describir estos factores consiste en clasificarlos según dos dimensiones generales y tradicionales: factores: “blandos” y “duros.” Los factores “blandos” se refieren al compromiso de la directiva organizacional en el desarrollo de las capacidades de innovación, el fomento de capacidades de aprendizaje, el uso de las redes sociales. Los factores “duros” incluyen procesos formales para la innovación tales como: la gestión y el uso de la tecnología.
Hacia la creación de una cultura organizacional basada en la innovación.
La innovación tiene que volverse parte de la rutina diaria, debe estar presente en todas las áreas de la organización. Lograr esto requiere entender lo difícil que es cambiar los paradigmas. Dos signos claves de que la cultura organizacional no está lista para abrazar la innovación como elemento central de la estrategia empresarial son: el miedo a sostener las ideas de evaluación y centrarse en lo urgente; ahora bien existen tres condiciones para desarrollar una cultura de innovación:
- Crear un tiempo y espacio en la vida de las personas para la reflexión, la generación de ideas y la experimentación.
- Maximizar la diversidad de pensamiento que requiere una innovación.
- Fomentar las conexiones y las conversaciones que sirven de fomento y cultivo para las ideas innovadoras.
El primer mandamiento es crear un tiempo y un espacio para la innovación. Para ello es necesario, en primer lugar, que la alta gerencia de la empresa no caiga en la trampa del exceso de responsabilidades. Atrapados por el exceso de responsabilidades y tareas, los gerentes y trabajadores se convierten en prisioneros de la rutina. Es importante que al iniciar el trabajo de transformación cultural organizacional se debe hacer explicita la estrategia de innovación; esto indica que toda acción de innovación comienza con un plan y un compromiso por parte todo el personal que labora en una organización; con metas concretas y con la definición de espacios de oportunidad, a tal efecto Steve Jobs señala: “La innovación es lo que distingue al líder de sus seguidores.”
Redes sociales:
Twitter:@jvargaslara
Facebook y correo electrónico: [email protected]
Instagram: @jvargascalles30