El país va a la deriva. No existe rumbo certero en cuanto a las políticas públicas del gobierno para restituir la economía. No hay interés de parte de los jerarcas del régimen para tomar acciones tendentes a revertir la hambruna. La sociedad ha entendido que este rumbo perverso de humillación y postración es el camino cubano que nos ha llevado al mar de la felicidad anunciado por el comandante durante el arranque de su gobierno, por allá por el año 2.000. Han pasado casi veinte años y todavía faltan tornillos por ajustar en relación al modelo. Sin embargo, ya se sabe que todo se dirige a una dependencia total y absoluta del ciudadano hacia el gobierno para poder sobrevivir.
Se acabaron los sueños de prosperidad y ascenso social, salvo que se forme parte del cogollo rojo y sus aliados. Pensar en comprar carro nuevo, casa, televisor, cocina, lavadora, aire acondicionado o cualquier artefacto electrodoméstico, pasa a ser un sueño solo factible para la jerarquía gubernamental, verde oliva, que ha logrado medrar y horadar la ubre del estado durante dos décadas. Curarse de una enfermedad es un lujo solo posible para élites muy reducidas…
La economía venezolana esta entumecida. No hay forma de sostenerse sino se recurre a la permanente especulación para poder reponer inventarios. Las empresas cierran sus puertas porque los empleados no pueden ir a trabajar dado que sus salarios solo les alcanza para pagar el transporte. Las calles están desoladas. Los propietarios de vehículos no salen en sus carros para no gastar cauchos, batería o simplemente no tienen dinero suficiente para repararlos. El transporte público se encuentre en similares circunstancias. Los ciudadanos se ven obligados a montarse en camiones y camionetas improvisadas para trasladar pasajeros en condiciones inhumanas. En conclusión; el país muere a cuenta gota, día a día frente a los ojos indiferentes de una dirigencia miope y mezquina. Ilusiones y espejismos de poder político invaden los tuétanos de la conciencia perturbada de quienes parecieran no entender lo que ocurre. El estrabismo dirigente hace de las suyas en un mar de contradicciones difícilmente manejable por la oposición política. Prefieren que se quede esto, en lugar de apoyarse entre sí…
La única opción pertinente en este cuadro catastrófico de destrucción en el cual se encuentra Venezuela, es la unidad. No hay forma ni manera de salir de esto sino nos unimos en los objetivos y procedimientos. Deponer ambiciones desmedidas en función del país es fundamental. Aunque nos equivoquemos en la estrategia, si vamos unidos, sembramos respeto y creamos confianza en los ciudadanos…
Todavía tenemos tiempo para rectificar. La alta dirigencia debe sentarse a conversar en relación al camino colectivo y unitario de lucha. Si vamos a votar, vamos todos, y si vamos a la calle, vamos todos. No es tiempo de fracturas que luego nos costaran la historia…
Mis comentarios:
.- En lo personal, estamos convencidos de que la alta dirigencia opositora, específicamente, los aspirantes presidenciales, prefieren que se quede este régimen, antes de apoyarse entre ellos…
.- Los venezolanos hemos caído en un abismo muy peligroso: El todos contra todos que nos envuelve en un huracán de agresiones reciprocas que empeoran el panorama con miras al cambio…
Aplica tu corazón a la instrucción, y tus oídos a las palabras de la ciencia… (Proverbios 23:12)