Después de observar con interés y detenimiento las dos presentaciones de Deportivo Lara
en el marco de la Copa Libertadores de América, la cual se saldó con una victoria y una
derrota, creemos hoy, más que nunca, que el cuadro local debe ganar uno de los dos
torneos, apertura o clausura, del rentado nacional en la temporada 2018 con el propósito
de asegurar su participación en la próxima edición de la Copa 2019 y de esta manera
elevar su roce internacional y sus niveles de competencia en un certamen de tanta
exigencia como lo es la Libertadores de América.
Los dos partidos disputados, Independiente de Avellaneda y Corinthians, dejan un primer balance aceptable, positivo y optimista cuando aún faltan cuatro encuentros de los seis pautados dentro del grupo.
Desde ya deseamos que Lara concurra a la versión del próximo año en la Libertadores
porque en nuestra opinión la única falla notable del cuadro crepuscular es su falta de
experiencia en estos lances internacionales y ante rivales de talla histórica, inexperiencia
que la prensa rival se encarga de dimensionar a altura de desventaja insuperable dejando
ver que el triunfo de Lara se debió a una desconocida presentación de Independiente en
una mala noche y sobre una mala cancha, sin dar crédito a los valores tácticos y
estratégicos que expuso el cuadro vencedor, sin dejar de reconocer que hubo fallas de
pura falta de roce, fallas que con la enseñanza que se adquiere con la participación más
frecuente en este tipo de certámenes, no se cometen, es decir, la práctica de cotejar con
mayor continuidad ante rivales de peso histórico, lo cual, en algunos casos, es su único
mérito.
Es necesario y ojalá la directiva lo entienda de esta manera, que Deportivo Lara se
convierta de cara al futuro inmediato en un equipo “copero”, participativo internacional y
ganador foráneo, única forma de acumular respeto y jerarquía. La divisa rojinegra
protagoniza su segunda presencia en la Copa, muy poco aporte es verdad y muy poca
lectura internacional para sus rivales, sin embargo eso no significa que sus rivales le
regalen nada, en el fútbol moderno nadie regala nada, a nadie y mucho menos en torneos
de campanario mundial y tanta resonancia como el torneo de Libertadores, donde nada
pasa desapercibido. Por ejemplo, no pasó desapercibido el hecho de que Corinthians de
San Pablo tuvo mucho trabajo frente a Lara en el majestuoso estadio “Arena du Sao
Paulo”, mucho más del que se esperaba de manera normal ante un equipo “sin mucha
experiencia” en estos lances.
Muchas dificultades enfrentó Corinthians, incluyendo el desparpajo y cierta desfachatez futbolera de varios jugadores venezolanos, quienes jugaron con una “desenvoltura caimanera” desconocida en estas lides internacionales que sorprendieron a propios y extraños, quienes vieron a un cuadro larense rotar 18 veces un balón a un solo toque sin que ningún jugador rival atinara la recuperación o sea, los brasileros corriendo detrás de la pelota, suena a profanación, además para más INRI Corinthiano el triunfo de 2 por 0 es contundente solo en lo estadístico porque en lo futbolístico deja pocas ilusiones. El primer gol fue producto de una desconcentración fatal en la marca y el segundo fue producto de la desdicha de un autogol. No por casualidad la crítica local, la de Sao Paulo, exigente hasta el desprecio, señaló que jugadores como Salazar, Aponte, Chaurant y Andreutti merecen ser observados con lupa por exhibir tanta calidad y valor como integrantes de un equipo tan desconocido como Deportivo Lara de Venezuela.
AUDACIA Y ATREVIMIENTO. Insistimos en nuestro deseo inicial, hoy en la disputa de la Copa Libertadores de América 2018, los jugadores y todo el organigrama debe tener presente en su mente el cupo para la versión de 2019, donde ya podrá exhibir algunos argumentos de respetabilidad porque será calificado como un equipo avezado, acostumbrado, habituado a los trajines competitivos de la Copa y, por qué no, con deseos de beber de ella y en ella. Claro está que toda esta participación y protagonismo futbolístico debe ir acompañado de una evolución permanente en lo individual y en lo colectivo, siempre en la búsqueda de la asociación para alcanzar metas cada vez más ambiciosas. Y para eso es necesario manejar una buena dosis de audacia en la confrontación siempre difícil de los rivales de la Copa, atreverse a más en un escenario como el “Arena du Sao Paulo” y acercándose a la osadía dentro de la circunstancia.
El roce y la experiencia saltan de nuevo como fundamentos para que este nuevo momento o episodio del Lara internacional, alcance un punto de no retorno como le corresponde a una divisa que de alguna manera certifica que el fútbol larense tiene más de cien años de presencia y de historia y esa historia debe ser narrada en los escenarios como lo que es: una huella dactilar del fútbol que identifica a Suramérica. Ahora, es apenas normal que todo ese roce que deseamos y que ya se acumula en las arcas técnicas del equipo se refleje con categoría y contundencia en el torneo local, donde Lara debe ocupar sitio de honor permanente, siempre con aire de campeón, que lo es, y no se puede permitir actuaciones como la del domingo anterior cuando con una ventaja de dos goles a pocos minutos del final permitió el empate ante un rival disminuido y sin muchos argumento comparativos. Esos partidos se deben ganar porque la pasividad del calendario lo ordena. El empate deja la sospecha de un Deportivo Lara apoltronado y displicente. Mañana lunes Portuguesa nos visita a las 7 de la noche en el Metropolitano en partido reprogramado. Veremos.
Ferretería Cataldo