El papa Francisco criticó en el Domingo de Ramos a quienes intentan manipular la verdad #25Mar

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En una radiante mañana primaveral, el Papa Francisco ha dirigido su homilía del Domingo de Ramos a jóvenes de todo el mundo cuya presencia dominaba en la plaza de San Pedro: «Queridos jóvenes, la alegría que Jesús despierta en ustedes es motivo de enojo e irritación en manos de algunos, pues un joven alegre es difícil de manipular».

Comentando la entrada de Jesús en Jerusalén, Francisco hizo notar el despliegue de palmas y entusiasmo «resulta incómodo y se transforma en sinrazón escandalosa para aquellos que se consideran a sí mismos justos y ‘fieles’ a la ley y a los preceptos rituales», un fenómeno que se repite a lo largo de la historia.

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Las autoridades religiosas se vuelven alérgicas a la alegría de los demás porque, según el Santo Padre, «han bloqueado la sensibilidad, el sufrimiento y la miseria». Al convertirse a sí mismas en insensibles les molesta ver en otros la alegría o la compasión.

El Papa ha explicado a mas de cuarenta mil peregrinos que los altos responsables religiosos de Jerusalén y una parte de la clase política azuzan a muchos agitadores contra Jesús: «El grito de ‘¡Crucifícalo!’ no es espontáneo, sino un grito construido mediante el desprestigio, la calumnia y el falso testimonio» para «desacreditar a quien no puede defenderse».

Esa maniobra de intoxicación de los poderosos contra el débil termina, según Francisco, «silenciando la fiesta del pueblo, derribando la esperanza, matando los sueños, suprimiendo la alegría; así se termina blindando el corazón, enfriando la caridad».

El Papa ha concluido pidiendo a los jóvenes que no se dejen «anestesiar ni adormecer», y ha recordado la respuesta de Jesús «a lo fariseos de ayer y de todos los tiempos» que pedían silencio a sus discípulos y seguidores: «Si ellos callaran, gritarán las piedras». Y ha preguntado a los jóvenes: «Si nosotros los mayores y los dirigentes callamos. Si el mundo calla y pierde alegría, ¿ustedes gritarán?». La respuesta fue un «Sí» rotundo, pero Francisco quiso remachar la idea para hacerla inolvidable: «Por favor, ¡decídanse antes de que griten las piedras!».

Al final de la misa, doce representantes de los trescientos jóvenes de todo el mundo y de todas las religiones reunidos en Roma durante una semana para presentar sus inquietudes, preocupaciones y deseos como material informativo de trabajo para el Sínodo de Obispos del próximo mes de octubre, entregaron al Papa el documento final preparado junto con otros 15.000 participantes a través de grupos de Facebook. Naturalmente, antes de despedirse, se hicieron selfies con el Papa, que ha comentado con buen humor: «Ya veis que hoy no se puede concebir un joven sin un selfie, ¿verdad?».

El Santo Padre acudirá el próximo Jueves Santo a la cárcel romana de Regina Coeli para celebrar los oficios de la Ultima Cena y lavar los pies a doce reclusas y reclusos.

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