¿Quién no ha pensado alguna vez, sumido en el asombro e indignación, en el profundo sentido de la capacidad de la crueldad humana que atraviesa toda la historia de la humanidad? Crueldad evidente en guerras y confrontaciones; tiranías de cualquier tipo; cruzadas a nombre de la religión, la moral o las ideologías. Defensa de las castas, clases, sacerdocios y similares en economías basadas en inhumanas diferencias y reglas absurdas. Frente a ellas sobraron gestos y acciones desde los espacios de las luchas sociales y los que por pertenecer a las creencias religiosas adquirieron fuerza simbólica. Uno de ellos, es la pasión y muerte de Cristo.
Cerca de la Semana Santa, se nos ocurre que el Viacrucis es también una de las formas de mostrar los despropósitos que en otras esferas y ámbitos, religiones y costumbres, parecieran estar atravesadas por el exceso aunque intenten mantener apariencias de normalidad. El exceso sigue siendo la clave hoy, para “leer” lo que ocurre tanto en las diversas sociedades del mundo, como con un personaje histórico –Jesús— cuya simbología rompió los esquemas que hasta ese momento eran el cauce seguido por las religiones y creencias del mundo antiguo. Su pasión y muerte sigue turbándonos 21 siglos después, a creyentes o no,por ser metástasis del exceso: del poder y odio de quienes lo juzgaron y persiguieron, de amor por la humanidad, incomprensiva hasta hoy, del tamaño de su sacrificio.
El exceso sigue siendo el signo de la humanidad. En la bonanza o en carestías como la nuestra, por haberse rebasado todos los espacios posibles, tangibles e intangibles; humanos e inhumanos; de la política, la crueldad y la impunidad.
Este martes 27, en Barquisimeto, acompañados por la Vicaría de los Derechos Humanos del Arzobispado de Barquisimeto representada por el padre Alfonso Maldonado, diversas organizaciones de la Red de ONG, de Derechos Humanos en Lara, participarán en el Viacrucis, cuya ruta comenzará en la primera Estación, la Plaza Altagracia a las 9.30 a.m. y pasará por diversas instituciones emblemáticas tales como la Defensoría del Pueblo, Plaza San José, Teatro Juares, Zona Educativa, sede de Mapani, Gobernación, Consejo Legislativo, Plaza Lara, Tribunales, Plaza de la (In) Justicia, Consejo Municipal, Plaza Bolívar y terminará en la última Estación: la Iglesia Concepción.
La procesión del Viacrucis es también símbolo y analogía de la situación del país crucificado, cuyo sacrificio a diferencia del realizado por Jesús a nombre de la humanidad, no redime ni a quienes sufren las consecuencias del atropello del Poder ni a quienes ejercen éste. Por el contrario, demuestra la fuerza de la fe y la necesidad de conjunción de todas las voluntades para buscar alternativas que solucionen los problemas, a partir del respeto a unos derechos que han pasado a ser fundamentales en esta situación de crisis extrema, de ausencia de medicinas, tratamientos e infraestructura e insumos hospitalarios; hambre y pobreza extrema y enormes dificultades para llegar a los centros de salud, estudio, trabajo, farmacias, mercados.
Derechos fundamentales y urgentes son hoy, la Vida, la Salud, la Alimentación y el Transporte. Esta procesión, como todo acto religioso profundo y emblemático, puede contribuir a profundizar los lazos de solidaridad en el pueblo venezolano, sea cual fuere su creencia y posición política. Participarán también pastores evangélicos, por lo cual puede hablarse de un viacrucis ecuménico y Francisco Valencia, Rafael Uzcátegui y Feliciano Reyna, representantes de Codevida, Pprovea y Cáritas, respectivamente.
Cada organización estará representada en las diversas Estaciones: La Fraternidad Dominica, Mapani, Movicoin, Vicaría DDHH de la Arquidiócesis, Cátedra de los DDHH de la UCLA, Organización de Defensa de los Jubilados y Pensionados, Adultos mayores y personas con discapacidad; Observatorio Venezolano de la Violencia, Transparencia Venezuela, Fundación de ayuda del Paciente Renal, Fundación Pacientes Oncológicos, Sindicato de Cemento, Corpoelec, Lácteos Los Andes, Foro Penal, PROVEA y Médicos Unidos.
Sirva este fragmento de Lope de Vega para mostrar nuestro Calvario: “Suspira el manso cordero/y ayuda pidiendo está,/y a palos, golpes y coces/le vuelven a levantar./Como tiraban la soga/volviendo el cuerpo hacia atrás,/miró al cielo enternecido,/pero vióle sin piedad”.