Observando a ese venezolano de a pie cuesta bastante afirmar que se encuentra feliz y no preocupado por la situación social y económica dejando de lado la situación política puesto que, son muchos los venezolanos que consideran que su mundo está en el trabajo, en las costumbres familiares y en el día a día normal, afirmando que su preocupación no es la política.
El desplazarse por caminos, carreteras y calles y entrar a negocios a buscar el alimento diario se volvió el sacrificio más importante a cumplir en este país eminentemente rico, con una inmensa incapacidad de producción de bienes y servicios por parte de su población.
El campesino manifiesta su abandono e impotencia para garantizarse un trabajo productivo; el comerciante considera que no tiene garantías económicas de su trabajo, el industrial considera que se encuentra entre la espada y la pared para garantizarse ganancias que permitan manejar las escalas de sueldos y salarios de sus empleados y los empleados y obreros públicos solo se han acostumbrados a cumplir horarios chucutos que les permitan hacer colas para adquirir productos escasos y con un valor muy superior a la capacidad adquisitiva de su remuneración por su trabajo.
Todo esto hace obligatoriamente que la gente deba mirar mas allá del día a día y pensar que los problemas políticos no son de importancia, que por el contrario son la piedra angular de cómo se maneja la economía y la sociedad de un país, que su constitución y leyes crean su bienestar y sus problemas y que solo lo político garantiza el valor real del trabajo.
Llevamos mas de tres meses de conmoción social que hacen que miremos un futuro indefinido, mas soy en los que me anoto en esa población optimista que cree en el refrán “que no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista”o también aquel que dice“que después de la tempestad viene la calma”, ahora bien también me anoto en contra de ese progreso que se ofrezca al estilo Juan Vicente Gómez, que no era otro que trabajo en las carreteras, unión en las cárceles y paz en el cementerio puesto que, la verdadera política democrática no es otra que garantizar el derecho a la vida, el derecho a la libertad en primer termino y luego todos los demás derechos previstos en las leyes y tratados internacionales donde mi país no debe ser excluido.
Nuestro país se encuentra en este momento en el ojo del mundo, lamentablemente no por admiración si no en una forma despreciable, rayado, convirtiéndose esta crisis en un profundo dolor hasta la desesperación, sobre todo cuando se va un éxodo de personas emigrando a cualquier riesgo en busca de una vida mejor o al menos salvar la vida.
Confiamos en que Dios, no nos abandonara y que todos somos mas fuerte que las dificultades y que la voluntad esta por sobre toda fuerza y mas temprano que tarde conseguiremos el camino que nos conducirá a la unión y la paz en este momento ahuyentada, debemos seguir luchando para reencontrarnos como hermanos y no destruyéndonos como feroces felinos, buscar la armonía, fortalecer la fe y no dejarse arropar por la desesperanza sin olvidar que cada tropiezo nos hace mas fuerte y nos enseña un mejor camino.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la Paz, la Convivencia, el Respeto y la prosperidad de nuestro país.