El papa viajó el sábado al sur de Italia para honrar al Padre Pío, un popular santo italiano. Francisco oró en silencio ante el cuerpo del místico exhibido en una caja de vidrio en un pueblo que atrae a millones de peregrinos anualmente.
Francisco salió del Vaticano en helicóptero a primera hora del sábado para visitar Pietrelcina, la localidad de origen del monje capuchino. Francisco dijo que Pío amó a la Iglesia y a sus «hijos pecadores».
Luego voló a San Giovanni Rotondo, en la región suroriental de Puglia, que recibe a millones de peregrinos cada año.
La fama del Padre Pío empezó a crecer en 1918 cuando sangró de las manos, pies y flancos. El monje, que murió en 1968, es considerado el primer sacerdote en varios siglos que presenta los estigmas, las heridas sufridas por Jesús en la crucifixión.
Francisco realizó la visita de medio día al cumplirse el 50 aniversario de la muerte del santo y el centenario de la aparición de los estigmas, un fenómeno que, se dice, le causó grandes sufrimientos físicos en vida.
El Padre Pio fue canonizado en 2002 por el papa Juan Pablo II quien, siendo todavía un simple sacerdote, viajó de Polonia a Puglia para ser confesado por el cura.
Después de orar, el papa visitó a los niños del departamento oncológico del hospital fundado por Pío en San Giovanni Rotondo. Escribió un mensaje en un dibujo realizado por los niños, les agradeció sus saludos y conversó con sus padres.
En su homilía en una misa al aire libre a la que asistieron miles de fieles, Francisco habló sobre los que necesitan ayuda, principalmente los ancianos y los niños.
«Quien cuida de los pequeños está de parte de Dios y vence a la cultura del desperdicio, que privilegia a los poderosos y considera inútiles a los pobres», dijo.