Recientemente en mi muro de Facebook afirmé que si ya resultaba difícil entender la política a partir de la teoría contenida en tantos tratados serios, aún más difícil es entenderla en la práctica. Es el caso de la movida de Henri Falcón al convertirse en un candidato presidencial “compitiendo” con Maduro de un modo que a muchos, entre los que me incluyo, luce como un suicidio político o un vulgar negocio.
Lo primero que Henry recibió fue, por supuesto, una catarata de insultos, luego llegaron una serie de artículos que intentan explicar su posición básicamente con el argumento de que realmente nunca dejó de ser chavista, que es otro Arias Cárdenas, que es su costumbre ser traidor, que le habían pagado para serlo y cosas semejantes que no lo dejan bien parado.
Las preguntas son obvias: ¿Qué vio Henri que lo llevó a tomar ese rumbo?¿Fue objeto de un chantaje por parte del gobierno que le conoce algún rabo de paja del que no sabemos?¿Le prometieron un cargo muy importante? O, tal vez, tiene información de un apoyo masivo a su candidatura, lo que le da probabilidad de verdad de ganar la presidencia y que Maduro, de ser así, se portará bien y le entregará el cargo? ¿Ve una oportunidad para el crecimiento de su partido y con ello de la oposición?. Será que el planea ser el hombre-puente entre el gobierno y la oposición? ¿Fue un acto de fidelidad a su convicción democrática, en el sentido de que nunca apoyó la violencia en la calle y que más bien siempre habló de la importancia del voto?. Muchas son las preguntas y hasta ahora las respuestas son endebles o negativas.
Los próximos días son cruciales para aclarar dudas: ¿veremos a un Falcón recorrer el país entero tratando de ganar a los opositores para que vayan a votar por el en base a la propuesta de algún programa de transición? ¿Cuál será su respuesta ante los reclamos e insultos de mucha gente?. ¿Seguirá con el mismo lenguaje que tantas veces utilizó para defender posturas incomprensibles que tendrían sentido solo si se hubiera dado la unidad total de la oposición?.
¿Recibirán los funcionarios de las mesas electorales alguna orden de darle votos a Henri para cubrir, para disimular, el colosal desfalco electoral que ya tiene cocinado Maduro?
Pero detrás de todo esto está el hecho de que Falcón acude a las elecciones sabiendo de todas las trampas y componendas en las que el gobierno ya es experto probado y confirmado. Como abogado sabe que todo el aparataje jurídico de Maduro es ilegal e ilegitimo: su CNE, su Corte de Justicia, su constituyente, configuran un desconocimiento total a la única legalidad posible: la de la constitución del 99 y de la Asamblea Nacional que domina la oposición. El punto es si Falcón, quien a los ojos de muchos parece carecer de posiciones principistas, no transables o negociables, en caso de llegar a la presidencia ¿estará dispuesto a hacer lo mismo que ya hace Maduro: violar las leyes cada vez que le convenga?. Con gente así será imposible superar el marasmo político en el que andamos desconcertados.
En política, los medios son tan importantes como los fines. Un buen fin, al que se quiere llegar por un mal medio, queda herido de muerte. Y tampoco, al hacer cualquier análisis, no podemos olvidar contra qué clase de régimen tendrá que luchar Falcón. No solo tendrá que luchar contra un régimen políticamente corrupto, sino contra un narcoestado que no dudará en apartar cualquier obstáculo que perjudique el negocio de la droga.
Empecemos por darle a Henry un punto a su favor: si realmente cree que puede ganar, entonces es un hombre muy valiente. Para empezar ya hizo una promesa importante: su primer decreto será la liberación de todos los presos políticos.
De Henri nos ocuparemos en los próximos artículos.
Amanecerá y veremos…