Estamos absortos en el caos. Ya no hay realidad, solo fábula. No hay nada normal en lodiario, ni lo político ni lo social. Nada esracional. Los precios. La oferta. La demanda.Todo está fuera de lugar.Todo y nada es la misma cosa en el país. El sueldo y las necesidades no van acorde. El país normal que se conoció alguna vez, está perdido, mutilado, secuestrado.
En un país normal se va al cine al menos dos veces al mes (justo y necesario). En un país normal vas al trabajo sin caminar kilómetros o pedir cola (una utopía en la actualidad). En un país normal haces mercado en tu supermercado preferido y de confianza (con los productos y marcas de tu preferencia). En un país normal envías flores, regalas chocolates y ves las estrellas en la plaza(la crisis nos mató el romanticismo). En un país normal pagas los servicios el día que corresponde, sin madrugar y despedirte del efectivo (el satélite Simón Bolívar nos ha ayudado a tener vagas conexiones de internet y comunicaciones). En un país normalcompras leche, jugo y pollo (ahora se compran conciencias, y políticos). En un país normal vives no sobrevives (“En un país normal”).
“Para ir al cine con mi pareja, necesito al menos Bs. 1.500.000, enviarle flores saldría en Bs. 3.000.000, hacer mercado es una aventura: los precios, la escasez, los bachaqueros. Cuando mi esposa va a pagar los servicios debe llenarse de fuerza y paciencia desde el día anterior por el viacrucis que le espera. Es muy difícil vivir en el país, por eso no estamos quedando sin venezolano en Venezuela”, esto lo dice un venezolano que sufre y vive las extrañezas de un país petrolero.
¡Aquí! Todo es reverso. Escaso. Peligroso. Ambiguo. Arbitrario. Corrupto. Se robaron el derecho de reír, distraerse o puramente vivir. No aparece la calma después de la tormenta. No se asfaltan las calles con tanto petróleo.Nuestro orgullo turístico no lo visita el mundo. La extravagancia de nuestra realidad ya no sorprende, ni aquí ni al mundo.En otras latitudes, no convirtieron en ejemplo de lo que no se debe permitir.
En un país normal,se saluda al pasar; aquí miran las bolsas a ver qué compró el vecino. No hay miradas, acciones o costumbresnormales: ahora se cocina con grasa de pollo y la carne para desmechar no es de vaca, sale de las conchas de plátano. En un paíscon calidad de vidanormal, sus habitantes, transitan el país y el mundo, aquí viajar a la playa es un lujo.
El país no avanza, progresa o mínimamente se mantiene; ahora involuciona. Recula. Rebota sobre sus propias ruinas. En un país normal los enfermos toman medicina, no se resignan a la fe y las hierbas.
Acá la atrocidad y las cosas más inverosímiles te obstruyen tener cédula, pasaporte y efectivo en la cartera. Vivimos presos en nuestras casas. Somos silencio y resignación. En la calle no hay algo parecido a lo que somos o merecemos. Tenemos mucho aguante o paciencia. Nos maltratamos la herida recordando lo normal que fuimos. El hambre y escasez ya son cliché, redundancia o monotonía. No es culpa de todos, solo de quienes gritan patria.
En un país normal la gente vive en su país.
El asunto es grave. Serio. Nos convirtieron en un país no normal.