Orialba Orellana es paciente oncológico del servicio SAO. Confirmó que el equipo de radioterapia está dañado.
Contó que como ella muchos pacientes requieren del servicio de radioterapia, pero como no es posible porque el equipo no funciona, deben dirigirse a un centro privado, donde los costos son altísimos, casi impagables.
“Nueve sesiones de radioterapia cuestan 58 millones de bolívares, cantidad de dinero que no tenemos”.
Orellana y demás pacientes oncológicos dependientes de radioterapias ruegan por cualquier ayuda gubernamental que se responsabilice por la reparación de los equipos.
“Pasar por un diagnóstico de cáncer no es fácil. Es difícil ver a muchos pacientes en espera de su radioterapia. Tuvimos 15 días con el tratamiento suspendido, a mí me faltaban nueve sesiones, fui a una clínica privada donde me dijeron que eran 27.000.000 y luego 58.000.000”.
Asimismo, apuntó que tampoco están recibiendo la quimioterapia, los componentes no llegan completos, por lo que deben comprarlos de manera particular en Cúcuta.
“Nosotros queremos vivir, también somos seres humanos”.
Para sobrellevar la enfermedad el grupo de pacientes oncológicos se las tiene que ingeniar para intercambiar entre ellos los donativos que escasamente reciben.
En el IVSS, de tres quimioterapias los pacientes reciben una, lo que repercute en la calidad del tratamiento.
“Su me suspenden la radioterapia también me suspenden la quimioterapia porque se trata de un tratamiento en conjunto”.
En ese vaivén el paciente va perdiendo calidad de vida y avanza la enfermedad.