Vero, la red social de moda de los críticos con Instagram

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Tiene algo de tiempo (se fundó hace tres años), pero de repente ha pegado el pelotazo en cuestión de dos días. Miles de usuarios, la mayoría «influencers» y conocidos creadores de contenidos, se han lanzado en crear sus perfiles en Vero, una red social que recuerda a Instagram, la conocida red de fotografía propiedad de Facebook.

Presentada como un «nueva red social sin publicidad», la plataforma aspira a cautivar a aquellos usuarios desencantados con las políticas de uso y los cambios en la organización de contenidos de Instagram. La compañía desarrolló en 2015 una aplicación cuya mecánica es compartir únicamente fotografías, pero lo hace bajo la premisa de «red social privada». Está disponible para los sistemas operativos iOS y Android.

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Sin publicidad pero con suscripción

En conjunto, esta plataforma funciona como un híbrido entre Instagram y Facebook, aunque apuesta, sin embargo, por un modelo de suscripción lo que le permite abandonar las inserciones publicitarias. Es decir, los usuarios pueden publicar fotografías, pero también, a diferencia de su rival, compartir texto y direcciones web o URL, lo que les permite a los seguidores dar a conocer contenidos multimedia (libros, películas, series… ). Una filosofía más abierta que puede dar juego, en caso de que se consolide, como herramienta de márketing digital.

En los últimos años, las redes principales de Facebook, la mayor compañía de servicios sociales en internet del mundo, han virado hacia un modelo similar, la monetización interna de los contenidos publicados por sus usuarios. La publicidad segmentada, la gallina de los huevos de oro de internet, ha sido esencial para que personas como Mark Zuckerberg hayan amasado miles de millones de dólares.

Pero desde hace relativamente poco ha ido modificando los algoritmos informáticos encargados de organizar las publicaciones, algo que ha molestado a los «influencers» quienes han criticado estas decisiones. Por esta razón, y a diferencia de Instagram, Facebook o Twitter, Vero ordena las publicaciones en función de la cronología de sus publicaciones pero dispone, a su vez, de categorías y «hashtag». Algo que ha sido bien acogido por los nuevos seguidores de este servicio. En otros aspectos de sus funciones, sin embargo, tiene más similitudes con Google Plus, el intento fallido del gigante de las búsquedas en abrir mercado en las redes sociales.

Así, Vero permite segmentar la audiencia en tres categorías o círculos para gestionar la privacidad de los contenidos publicados, de tal forma que el usuario puede decidir si una imagen la ve cierto grupo de personas, si excluye a determinadas personas o, incluso, si se destina al público en general. Entre sus opciones, además, se encuentra la posibilidad de restringir las búsquedas de su nombre para hacer que nadie te localice. Los contenidos, a su vez, se pueden organizar por categorías.

Ritmo imparable para un hijo de papá

Detrás de Vero un viejo conocido. Ayman Hariri, hijo del exprimer ministro libanés Rafik Hariri. Un multimillonario que, según fuentes de la revista «Forbes», tiene un patrimonio de 13.300 millones de dólares (10.773 millones de euros). Una muestra que esta idea del magnate está concebida no por el dinero, sino por provocar un cisma en el ecosistema de las aplicaciones. Por ahora, lo que está consiguiendo es llamar la atención.

La avalancha de peticiones en las últimas horas ha provocado que los servidores de la empresa encargados de mantener su infraestructura informática se hayan saturado. El colapso ha impedido no solo registrarse sino también publicar contenido. Según datos de la consultora Sensor Tower, se estima que la «app» está sumando una media de 500.000 nuevos seguidores cada 24 horas. La razón de que haya crecido es un misterio, pero se puede achacar al «boca a boca» entre usuarios «influencers».

«Pero a medida que ha pasado el tiempo se ha creado un desequilibrio entre los intereses de las propias empresas y los de los usuarios»

Un ritmo inaudito. Su interés, en efecto, se ha multiplicado, pero su futuro, sin embargo, es desconocido a día de hoy, puesto que a lo largo de la historia de las redes sociales han aparecido marcas que en cuestión de poco tiempo han crecido mucho pero se han ido desinflando igual que llegaron. Según la información presentada en la documentación oficial, Vero únicamente guarda los nombres, direcciones de correo electrónico y número de teléfonos. Una cantidad mínima de datos que, según promete la compañía, ni siquiera facilita a anunciantes y empresas de terceros.

En su manifiesto interno, los responsables del proyecto apuntan a que las personas «buscan una conexión natural», algo que considera que se ha perdido en las redes sociales que se han extendido en la última década. «Prometieron una conexión constante y los medios para mantenerse en contacto con sus amigos y compartir lo que pasaba en nuestras vidas», recalcan. «Pero a medida que ha pasado el tiempo se ha creado un desequilibrio entre los intereses de las propias empresas y los de los usuarios». Un sentido «falso de la conexión», lamentan, al tiempo que revelan su cometido: «Hemos creado una red social que te permite ser tú mismo».

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