El ex gobernador del estado Lara y dirigente de Avanzada Progresista, Henri Falcón formalizó su elección ante los representantes del Poder Electoral y presentó una serie de exigencias como el cambio de fecha de las elecciones, hasta ahora prevista para el 22 de abril.
Tras su conversación con los rectores del poder electoral, dijo que hizo «un conjunto de solicitudes», a propósito de la necesidad de «rescatar la confianza en ese ente electoral». Dijo que solicitó: «Observación internacional completa, amplia, eficaz y especializada a través de las Naciones Unidas» y «no veedores». No es un favor lo que estamos pidiendo. Lo estamos «exigiendo», dijo.
Exigió además la revisión del cronograma electoral para ubicar una fecha «más cónsona». Pidió igualmente que los electores migrados durante las elecciones municipales «sean reconocidos y regresados a sus centros electorales».
«Vamos a ganar. Seguros estamos de ello», dijo y llamó a «unirnos en una sola consigna: salvar a Venezuela».
«Vamos a ganar porque es básico y necesario para superar la situación de hambre generalizada», indicó.
«Vamos a ganar las elecciones para asegurarles alimento y salud a los venezolanos (…) Lo decimos desde nuestras huellas, la impronta que nos vio nacer y nos vio construir lo que se empeñaron en destruir», agregó
El militar retirado de 56 años y exmilitante del partido de gobierno ha criticado duramente la gestión chavista de Maduro y ha llegado a calificarla de “desgobierno”.
Falcón se lanzó a la contienda del 22 de abril pese a que la coalición opositora Mesa de la Unidad (MUD), a la que se había sumado años atrás luego de romper con el oficialismo, anunció la semana pasada que no postularía un candidato por considerar el proceso electoral como “fraudulento”, “ilegítimo” y sin garantías.
El ahora candidato por el partido Avanzada Progresista fue jefe de campaña del opositor Henrique Capriles en las elecciones presidenciales del 2013, en las que Maduro le ganó por una estrecha diferencia.
Analistas han dicho que Maduro necesitaba un rival para poder legitimar la elección, que fue adelantada unilateralmente por el oficialismo y que ha sido cuestionada por varios países de América y Europa, algunos de los cuales pidieron que fuera reprogramada.