La libertad de expresión es uno de los pilares de una sociedad democrática. La prensa libre el reflejo de la libertad, manifestación y símbolo de la opinión ciudadana y también crítica y contrapeso del poder. Aunque vivamos en Venezuela la otra y vapuleada cara de esa moneda, plena de censura, opacidad, presiones y cierres de medios, es bueno recordar el deber ser y lo que es consenso extendido en la Aldea Global. Lo que está ocurriendo justamente con EL IMPULSO, y el rechazo del gobierno, de suministrarle y venderle papel, a través del Complejo Maneiro, es patética evidencia de la acción de regímenes autoritarios.
“The Post: los oscuros secretos del Pentágono”, no sólo nos refresca las premisas iniciales, sino que nos muestra la lucha titánica de dos medios norteamericanos a inicios de los años 70 (The New York Times y The Washington Post, especialmente de Este último), por develar la oscura trama de engaño y mentira que varias administraciones tejieron en torno a la Guerra de Vietnam.
La presidencia de Nixon y su agria relación con los medios, al revelar un estudio secreto encargado por el pentágono sobre la intervención norteamericana en Vietnam en el cual se evidenciaba su temprano fracaso y encubrimiento, es el contexto en el que discurre la película, muy bien dirigida por Steven Spielberg.
A inicios de la década del 70, la participación del ejército de EEUU en el conflicto vietnamita había escalado en términos no sólo de efectivos militares, sino también del saldo en vidas, y de un estancamiento que la sociedad norteamericana ya empezaba a sospechar o intuir, mientras el gobierno de Richard Nixon y miembros de su gabinete, al igual que sus predecesores, habían ocultado.
La filtración que Daniel Ellsberg, un analista contratado por el Departamento de Defensa, dirigido por Robert McNamara, hace de un extenso estudio encargado a la Corporación Rand, en el cual se analizaba y diseñaba justamente todas las maniobras, mentiras y encubrimiento de la estrategia militar, las razones que la guiaban y sobre todo del fracaso estadounidense en suelo vietnamita, es la génesis de la película, en la cual el tono de suspenso propio de los intereses en juego, son elementos que Spielberg va articulando en el ritmo y narración.
La segunda parte del film, en el que se centra el climax dramático, narra justamente no sólo la acciones cuidadosas del equipo de reporteros del Washington Post para acceder al estudio completo, sino del dilema legal, periodístico, político y hasta empresarial que debe enfrentar la dueña del Diario, Katharine Graham, muy bien personificada por MerylStreep, ante la decisión de publicar dicho documento.
Streep logra con su actuación, recrear la tensión, los temores, los intereses en juego, las amistades y relaciones cultivadas por Graham, pero sobre todo su determinación para cumplir con lo que consideraba era su misión y propósito primario: informar al pueblo estadounidense. Meses después, el diario cobraría de nuevo protagonismo, en el enfrentamiento mediático con el inefable Nixon, cuando dos de sus reporteros, Bob Woodward y Carl Bernstein, publican una investigación que evidenciaba la responsabilidad de Nixon en el espionaje gubernamental al Partido Demócrata.
Esta producción, nominada al Oscar de este año, se erige como un homenaje a la verdad como norte de la labor periodística en una sociedad con división de poderes y medios de comunicación independientes. El contraste con el caso venezolano es, sin duda triste, por el esfuerzo que hacen aun medios, periódicos, reporteros y comunicadores, por develar la corrupción, el robo, desfalco y saqueo del erario público por parte de quienes hoy detentan el poder, y que utilizan todo el aparato judicial, policial e institucional a su servicio para impedirlo.Ojalá que al igual que en la película, podamos pronto ver también por estos lados, un final feliz.