Aun en medio de una crisis socioeconómica atroz, Venezuela continúa exportando un producto preciado alrededor del mundo: maestros de la música clásica.
La más reciente adición al creciente cuadro de talentos de primera clase que salen del país suramericano es Rafael Payare, quien fue nombrado esta semana director musical de la Sinfónica de San Diego tras una búsqueda de dos años.
Payare, de 37 años, ha dirigido en las salas de concierto más prestigiosas del mundo y actualmente encabeza la Orquesta Ulster en Irlanda del Norte. Pero el músico dice que su designación como director de la Sinfónica de San Diego es una enorme sorpresa, pues llega apenas dos meses después de su debut como director invitado con el centenario conjunto californiano.
«Solo estuvimos una semana juntos, pero las cosas hicieron clic una tras otra y pude ver que es una orquesta que quiere expandirse artísticamente y dentro de la comunidad», dijo Payare en una entrevista telefónica el miércoles desde su casa en Berlín.
Le acreditó su selección en parte al camino pionero establecido por otro carismático venezolano de cabello rizado, Gustavo Dudamel, quien revolucionó el mundo de la música clásica normalmente rígido y centrado en Europa cuando fue nombrado en 2007 director musical de la Filarmónica de Los Ángeles con apenas 28 años.
«Gustavo, con su maravilloso arte, rompió una barrera e hizo algo no solo para los venezolanos sino para todos los jóvenes», dijo Payare.
Ambos son amigos cercanos desde la infancia, cuando estudiaron dirección de orquestas juntos, y Payare por años tocó trompeta bajo la batuta de Dudamel en la trotamundos Orquesta Juvenil Simón Bolívar.
La misma orquesta ha dado origen a un montón de directores venezolanos de menos de 40 años que han encontrado recientemente éxito en el exterior con contratos de largo plazo y residencias en algunas de las orquestas más renombradas del mundo. Estos incluyen a Diego Matheuz, director principal de la ópera La Fenice en Venecia; Christian Vásquez, quien encabeza conjuntos en Noruega y Holanda; y Domingo Hindoyan, quien el mes pasado hizo su debut con la Ópera Metropolitana de Nueva York ante el aplauso de la crítica.
La Simón Bolívar es la muestra principal de El Sistema, la famosa red de orquestas juveniles de Venezuela. El programa se jacta de haber conectado a 900.000 niños venezolanos con la música en sus cuatro décadas de existencia, muchos de ellos de orígenes humildes como Payare, quien es hijo de una maestra y un empleado municipal de Puerto La Cruz.
Payare dice que espera reproducir en San Diego la misión de El Sistema de «acción social por la música», concentrándose en la comunidad latina del área, que tradicionalmente no ha tenido gran exposición a Beethoven o Mozart.
Probablemente encuentre una buena recepción a la experimentación: el mes pasado la sinfonía formó equipo con músicos de México para un concierto en la frontera en el que docenas de percusionistas tocaron a ambos lados de la reja que separa a Tijuana de San Diego en un golpe simbólico a la promesa del presidente Donald Trump de construir un muro que separe a ambos países.
«Es un gran orgullo, y sé que además lo debe sentir así Rafael, no solo para él sino para la institución», dijo Ronnie Morales, uno de los principales gerentes de El Sistema.
Mientras el modelo educativo de El Sistema ha sido exportado a 60 países, su admirable reputación se ha visto golpeada en los últimos años por sus lazos cercanos con un gobierno venezolano cada vez más autoritario y cuestionamientos a sus métodos de enseñanza presentados en el libro de 2014 «El Sistema: Orquestando a la juventud venezolana» de Geoff Baker.
Payare se manifestó afligido por la situación de su país y dijo que todos los días habla con familiares y amigos que le cuentan las dificultades que atraviesan ante una inflación de cuatro dígitos y la escasez generalizada de medicinas y alimentos.
Pero no cree que las críticas a El Sistema, que es generosamente financiado por el gobierno socialista de Venezuela, sean justas. Y a diferencia de Dudamel, quien el año pasado terminó un prolongado silencio y criticó al presidente Nicolás Maduro por su brutal trato a los manifestantes de la oposición, Payare espera poder mantenerse alejado de la política polarizadora del país.
«Son 43 años que han venido haciendo ese trabajo con diferentes gobiernos y hay todavía gente que está tratando de luchar por El Sistema como tal», dijo Payare, quien condujo por última vez a la Orquesta Juvenil Simón Bolívar en 2016 y planea volver a hacerlo en abril. «Si El Sistema no hubiera existido, quizás nunca me hubiera interesado en la música y descubierto la pasión de mi vida. Sería injusto que otros no tuvieran la misma oportunidad».