Egipto destrozó docenas de objetivos, mató a 16 insurgentes y detuvo a más de 30 sospechosos en de su mayor operación contra insurgentes islamistas en el norte de la conflictiva península del Sinaí, anunció el ejército el domingo.
Los ataques aéreos alcanzaron vehículos, escondites de armas, centros de comunicaciones y campos ilegales de opio, explicó el portavoz del ejército, el coronel Tamer el-Rifai. La operación comenzó el viernes y responde a un repunte de la violencia extremista en el país.
«La fuerza aérea atacó y destruyó 66 objetivos utilizados por elementos terroristas para esconderse de ataques aéreos y de artillería» y refugiarse durante las redadas de las fuerzas de seguridad, añadió el funcionario en un comunicado.
En la ofensiva, cuyo objetivo son «elementos y organizaciones terroristas y criminales», participan fuerzas terrestres, marítimas y navales del ejército y la policía y abarca el norte y el centro del Sinaí, el Delta del Nilo y el desierto próximo a la porosa frontera con Libia.
La operación se realizó antes de las elecciones de marzo en las que casi con toda seguridad el presidente del país, Abdul Fatá el Sisi, será reelegido para otros cuatro años de gobierno, luego de que sus rivales más fuertes quedaran marginados o expulsados de la carrera.
El Sisi, que ha librado una de las ofensivas contra la disidencia más intensas en la historia moderna de Egipto, sostiene que es el único que puede restaurar la seguridad en Egipto, y ordenó la operación del Sinaí tras ataques insurgentes.
La insurgencia es un problema recurrente en el Sinaí desde hace años, pero repuntó drásticamente después de que en 2013 el Sisi liderase al ejército en el derrocamiento de Mohamed Morsi. La violencia se ha concentrado en el norte de la península, aunque también llegó a otras partes del país.