El drama de los pacientes crónicos del estado Lara se agudiza cada hora.
Al interrumpirse su tratamiento médico pierden la poca calidad de vida que a duras penas se consigue en Venezuela.
Suman tres semanas de protestas, sin embargo, su clamor es escuchado a medias.
No puede decirse que son oídos íntegramente porque a la fecha su vida pende de un hilo.
No quieren más “pañitos calientes”, exigen al Gobierno nacional la totalidad de los insumos para satisfacer sus requerimientos diarios.
Son al menos 200 pacientes trasplantados, 16.000 mil pacientes renales, más de 5.000 diagnosticados con VIH, miles de diabéticos, oncológicos, hipertensos y demás enfermos crónicos.
Ayer nuevamente salieron a la calle a exponer su realidad.
Con sus pancartas, en las que se lee, “es criminal negarse a recibir ayuda humanitaria”, se concentraron en la plaza Los Ilustres, en la avenida Vargas, donde desarrollaron la Protesta por la Vida.
Luego, representantes de la Dirección de Salud, les solicitaron reunirse en el auditorio de la referida instancia, donde dieron detalles de sus casos a la directora de Programas de Salud, Ana Barrios, quien hizo énfasis en la “preocupación del Gobierno ante la realidad de los pacientes crónicos del país”.
Barrios también indicó que “la salud no tiene color político”. “Sabemos nosotros la gran preocupación que se tiene desde la Presidencia, desde nuestro presidente Nicolás Maduro”. “Tenemos el 0800saludya”.
Agregó que desde que inició el mes de enero se ha hecho un llamado a la Defensoría del Pueblo, así como sostenido reuniones con diferentes fundaciones que asisten a los enfermos crónicos.
Barrios expresó que están centrados en el trabajo, en dar respuestas oportunamente.
Es de mencionar que de esta actividad se levantó un acta. La directora pidió la data de los pacientes crónicos y se comprometió a hacer los trámites necesarios en torno a los diferentes casos.
Destacó que ayer llegó equipamiento a las unidades de diálisis y que las mismas se están visitando.
También se expresaron
Susana Mujica, dependiente de insulina, relató que se inyecta cada seis horas, para lo cual requiere insulina cristalina, más las dosis que debe colocarse al momento de ingerir alimentos.
“No he conseguido el tratamiento. Me estoy colocando insulina porque un niño que vive a lado de mi casa me está dando. Ya se le va a terminar y no puedo abusar de su ayuda. Fui a comprar una insulina en una farmacia y me pidieron más de tres millones de bolívares”.
Expuso que se reunieron con la doctora Linda Amaro en la Defensoría del Pueblo hace una semana.
“Ella (Amaro) nos dijo que ya las insulinas estaban, pero no es así. Yo cumplí con los lineamientos. Me saqué el Carnet de la Patria, llame al 0800saludya, me censaron en el casa por casa, me censé en Barrio Adentro, fui a los ambulatorios más cercanos, entre otras diligencias y no he tenido respuesta. Anteriromente, el Seguro Social me daba la Lantus. Desde octubre del año pasado la Dirección de Salud no me entrega tratamiento. Creo que en Venezuela la insulina está dolarizada, es costososa y no hay. En estos momentos tengo el azúcar alta porque ya casi no tengo cristalina, que la uso cada seis horas. ¿Qué va a pasar conmigo?
El señor Nelson Rondón, padre de paciente renal, expresó: “No veo a nadie del Gobierno comprometiéndose con los pacientes crónicos. Dejen el “pañito caliente”, la mentira y las tonterías. Esto es un problema a escala nacional”.
Daniel Colmenárez: Angustia
“Esta situación que transitamos no es nueva. Tenemos más de seis meses haciendo este mismo planteamiento. Tengo 16 años recibiendo diálisis y reclamo un derecho constitucional. A nosotros no nos importa el Gobierno que esté, lo que exigimos es que nos garanticen la salud y la vida. En efecto, hemos hecho varias reuniones, en la Defensoría del Pueblo se planteó la gravedad de la crisis. Nos dijeron que todo se iba a ir subsanando, pero resulta que el lunes pasado se presentó la crisis, no llegaron los dializadores. Una semana sin dializarnos dejó cinco personas fallecidas. Mañana (hoy) ya no hay material para las diálisis. Nos dieron una respuesta pero esa no es la solución, la solución es que llegue el tratamiento completo para que se nos quite la angustia. Cada vez que un compañero se muere pensamos que el siguiente puede ser cualquiera de nosotros. El dializador enviado por el Ministerio no es el adecuado para una diálisis al 100 %, estamos saliendo con 50% de toxinas en el cuerpo”.
Edgar Arias: Terror
“Tengo los pelos de punta. El VIH no puede esperar. Tenemos cinco meses sin antirretrovirales. Todos los días me llaman personas diciendo que se van a morir. En el aeropuerto Jacinto Lara se le decomisan los medicamentos a la gente. No tenemos oportunidad de adquirir medicamentos de ninguna manera. La salud en Venezuela está en terapia intensiva. No soy político, ni de la oposición, ni del oficialismo. Fuimos a la Defensoría del Pueblo y los resultados son nulos. Mi esposa y yo tenemos 15 años con VIH. Salimos a la luz pública, no importa. Se nos prohíben las estadísticas. Solo sabemos que la semana pasada ingresaron 11 nuevos seropositivos. No hay antirretrovirales, no hay reactivos para CD4 ni para carga viral, no contamos con el equipo de carga viral. Llamamos al 0800saludya y nos pidieron el serial del Carnet de la Patria. Y ellos dicen que la salud no tiene color político. No nos vamos a morir en silencio”.
Luisabeth Pernalete: Cansancio
“Yo necesito como mínimo seis tiras reactivas diarias. 25 tiras reactivas para un glucómetro valen más de 225 mil bolívares. Mínimo necesito seis. Necesito tres lápices mensuales de insulina. Necesitamos las tiras y las insulinas. La insulina Lantus no las recibe el Seguro Social desde mayo de 2017. Yo también tengo un hijo, yo quiero vivir. Yo soy funcionaria pública y yo nunca he recibido nada en donde trabajo. El salario no me alcanza para comprarme mi tratamiento. ¿Cómo hago? ¿Me muero? Mi hijo tiene seis años, ¿qué voy a hacer? ¿Dejarlo solo? ¿Qué vamos a hacer? Llamé al 0800salud el 28 de diciembre, tres días pegada al teléfono y no me dieron respuesta. Soy funcionaria pública y por esto me pueden botar pero no me importa, estoy cansada, es mi salud, es mi vida, es mi familia.
Son numerosos los pacientes diabéticos en el país. La gente tiene que oír nuestro clamor. Esto es una crisis humanitaria. No podemos seguir así. Esta situación es dramática”.
Víctor Martínez: Viacrucis
“No le faltamos el respeto a nadie por protestar, la verdad es que nos están matando. Eso sí es una falta de respeto. Los pacientes oncológicos vivimos un viacrucis. El señor José Pérez fue operado en febrero del año pasado y se murió en noviembre. El doctor Useche le retiró 75 % del estómago y luego lo enviaron a radioterapia y quimioterapia. Duró cinco meses esperando radiaciones y la quimio, el tratamiento nunca llegó. Yo tuve que ir a un centro privado, pero el tomógrafo se dañó. De las 28 radioterapias solo me hicieron 17. Me faltan 11 para culminar mi tratamiento de cáncer en el recto. Tengo mes y medio que no me aplico la radioterapia. La radioterapia ahora me cuesta más de 20 millones de bolívares. El drama es que no hay ningún servicio público de radioterapia a nivel nacional, solo privados, y nadie tiene cómo ir por los costos. Queremos respuestas. Son miles los pacientes oncológicos en Lara. El cáncer es una enfermedad terrible”.
Soribel Yustis, trasplantada: Zozobra
“Soy madre y tengo dos niños hermosos. Me llama la atención que digan que el Gobierno está preocupado por la salud de los pacientes crónicos en Venezuela. Cuando mis hijos están enfermos yo no duermo, me preocupo, al otro día les busco las medicinas hasta debajo de las piedras. Nosotros tenemos ocho meses sin medicinas y no veo que el Gobierno esté preocupado. Ya han muerto varios pacientes trasplantados, 20 pacientes han regresado a diálisis y no vemos ningún tipo de respuesta para los trasplantados. Vivo en zozobra. Todos los días tomo menos pastillas de las que me corresponden para estirarlas. ¿Qué hago? ¿Me quedo sin medicinas? ¿Pierdo el trasplante que me donó mi papá gracias a Dios? ¿Vuelvo a diálisis? ¿Y mis hijos? Nuestra situación es desesperante. Pónganse la mano en el corazón. Hasta cuándo vamos a pasar por esta sitaución. Tenemos familia, todos vivimos angustiados. No tenemos calidad de vida. Sufrimos por la enfermedad y sufrimos por todas las penurias que pasamos para conseguir el tratamiento.
No queremos morir”.