La dividida oposición venezolana definirá si acude a las elecciones presidenciales de abril con un candidato único o desiste de participar en los comicios, anunciaron el jueves dos de sus dirigentes.
La decisión de las autoridades de fijar para el 22 de abril las elecciones sepultó la posibilidad de un acuerdo entre el Gobierno y la oposición que era promovido por la comunidad internacional como una salida a la crisis económica y social.
El jefe de la delegación opositora, el diputado Julio Borges, indicó que los partidos se reunirán durante la jornada para definir la postura que asumirán. Borges dijo a la radio local Éxitos que desde su percepción la oposición debe decidir entre “cerrarse completamente” ante la postura del Gobierno de imponer los tiempos, reglas y procedimientos para las elecciones o inscribir un candidato unitario que represente un “frente amplio”.
Por su parte, Andrés Velásquez, dirigente del partido Causa R, dijo que su organización llevará a la reunión la propuesta de “no avalar las elecciones” acordadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE) -controlado por el oficialismo-, alegando que en el proceso se cometió un “fraude a la constitución y un fraude a las leyes electorales”.
La dirigencia opositora apuesta a que la alianza de partidos logrará definir una posición de consenso, pero algunos analistas tienen dudas de que puedan sobreponerse a las fracturas para enfrentar al presidente Nicolás Maduro, quien a pesar de que su popularidad se ha visto golpeada por la crisis, figura como favorito para ganar los comicios y gobernar por otros seis años.
El consultor político Luis Salamanca expresó que la oposición está en la “peor situación posible” porque tiene un limitado tiempo para decidir y lograr superar sus divisiones. “El dilema es si participa en unas elecciones sin condiciones”, sostuvo.
La coalición Mesa de la Unidad Democrática -integrada por una veintena de partidos- entró a mediados del año pasado en una crisis luego del fracaso de las protestas que impulsó la oposición para presionar la salida de Maduro del gobierno y la instalación en agosto de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente.
Las fracturas se hicieron evidentes luego de que algunos dirigentes se mostraron dispuestos a reconocer la Constituyente y retomar el diálogo con el gobierno mientras otros llamaron a desconocer la nueva institución y mantener las manifestaciones callejeras.
Las negociaciones entre el Gobierno y la oposición, que se venían adelantando desde diciembre en República Dominicana, entraron la víspera en un “receso indefinido” luego de que no se logró definir de mutuo acuerdo una fecha para las elecciones presidenciales, indicó el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, uno de los facilitadores del proceso.
Las partes habían discutido la posibilidad de realizar las elecciones el 22 de abril, pero luego la coalición opositora descartó esa opción y propuso que la consulta debía hacerse a mediados de año con un nuevo CNE y con observadores internacionales independientes apoyados por Naciones Unidas.
Los representantes del Gobierno aceptaron la selección por consenso de dos de los directores del CNE y la conformación de una misión de observación electoral internacional como parte de las garantías electorales pero mantuvo la fecha el 22 de abril para los comicios, señaló el texto del fallido acuerdo que difundió el Ministerio de Comunicación.
En medio del fracaso de las negociaciones Maduro dijo el miércoles que el proceso de diálogo continuaría y prometió que cumpliría en todas sus partes el contenido del borrador de acuerdo que rechazó la oposición.