Gustaba del lenguaje primigenio, el de los sabios, para explicarse. Perseguía la razón del ser cual un ánfora cristalina, cocida del barro mismo de donde emergen las respuestas sobre el origen convenido del todo. Lo apartaron del resto y lo convirtieron en constructor de universos, elucubrador del origen y viandante de holladuras extremas e imperceptibles. Gustaba del lenguaje primigenio, el de los sabios, para explicarse.
Perseguía la razón del ser cual un ánfora cristalina, cocida del barro mismo de donde emergen las respuestas sobre el origen convenido del todo. Lo apartaron del resto y lo convirtieron en constructor de universos, elucubrador del origen y viandante de holladuras extremas e imperceptibles. José Manuel Briceño Guerrero nació en Palmarito, estado Apure el 6 de marzo de 1929. Hijo de Miguel Briceño Graterol y Aurora Guerrero.
Sus primeras letras las leyó entre su pueblo natal y Barinitas. Luego su familia se traslada a Barquisimeto y aquí cursaría bachillerato en el Liceo Lisandro Alvarado y redundaría su cosmogonía de la mano de Rafael Dalmau. La familia la conformaban Aurora, José Manuel, Juan José, y Amador.Estudió en el Instituto Pedagógico de Caracas; en España, Francia, Austria y Rusia. Doctor en Filosofía y Filología. Profesor Emérito de la Universidad de Los Andes. Su extensa obra lo hizo merecedor del Premio Nacional de Ensayo en 1981 y el Premio Nacional de Literatura en 1996. Murió en octubre del 2014 en Mérida.
Casado con Jacqueline Clarac, doctora en antropología, procrearon dos hijos.En vida alcanzó a publicar más de treinta libros, imprescindibles para el reconocimiento de la pluralidad del libre pensamiento en América Latina; la interpretación de sus cosmogonías y el dislate cultural entre occidente y oriente, escasamente tratado desde nuestro constreñido ámbito, carente de plurilingües y viajeros: más de diez idiomas dominaba el sabio Briceño Guerrero y varios continentes recorrió, sin detentar pretensiones de políglota y peregrino. Basta con acercarse a su obra para constatarlo.
Lo conocí en la casa de mis primos Crazut López en la calle 30, a comienzos de la década del 60, jugando ajedrez con Rangel, chueco igual que él y presente en algunos de sus relatos. Su barba y prácticas heterodoxas: interés por lo común, el lenguaje y los idiomas, contribuían acrecentar su bien ganado prestigio de hombre lúcido, poseedor de una inteligencia excepcional y raro, a fin de cuentas.En ocasión de inaugurar una exposición sobre la obra de Enrique D´Lima Domínguez en el Museo de Barquisimeto en el 2007, asistió como invitado de excepción y dirigió unas palabras a la concurrencia exaltando la personalidad y cualidades del expositor con quien mantuvo una estrecha amistad. Ese día leyó parte de Para ti me cuento a China, recién publicado y pude recordarle la visión de la infancia, sobre la cual cimentamos una relación que me abrió las puertas al conocimiento de su obra. En febrero de 2008, ofreció una conferencia en el Auditorio Ambrosio Oropeza de la UCLA, la cual lo distinguió tempranamente otorgándole el primer Doctorado Honoris Causa que nuestra principal casa de estudios concedió.El 26 de septiembre de 2012 presentó su libro 3 x 1 = 4, retratos, con el auspicio de la Fototeca en el Centro de Historia Larense, en el cual desteje el paisaje de su adolescencia en Barquisimeto y reivindica su amor por esta tierra, su grandes afectos y sus pilares influencias.
Los tres eran su grandes amigos, la sumatoria él.En ocasión del Bicentenario del Natalicio del Libertador, las universidades nacionales lo propusieron como orador para un acto que tuvo lugar el 24 de junio de 1983 en el Palacio de las Academias en horas de la noche, allí expuso: “Yo había aceptado decir este discurso, complacido y abrumado por el honor. Ahora me preguntaba si no corría peligro de hundirme en el deshonor y la vergüenza, ante mis dioses, contribuyendo indirectamente a mantener mentiras convencionales por timidez en el ejercicio de la libertad de palabra.
1º. Existen hombres excepcionales (extraordinarios, sobresalientes, superiores) porque su conducta comunica con profundos intereses de sus pueblos y de la humanidad toda al par que interviene poderosamente en las circunstancias inmediatas.
2º. No quedan enterrados en sus tumbas, sino sembrados en toda la tierra.
3º. Su existencia es señalada oficialmente por medio de un culto expresado en inscripciones sobre piedra, estatuas, homenajes, ceremonias cíclicamente repetidas, coronas de flores y de palabras, gestos ritualizados.
4º. Su existencia, por otra parte, habita sin señalización en cada uno, como presencia innominada más cercana a su corazón que a sus actos…Veamos a Bolívar y a Venezuela a la luz de Tucídides:
1. Simón Bolívar fue sin duda un hombre excepcional. Comprendió el puesto de América en el mundo y logró cohesionar durante unos tres lustros los discursos heterogéneos del pueblo para conducir un movimiento de liberación política que nos hizo pasar de colonias a repúblicas como parte de un movimiento planetario hacia la dignidad y la autonomía del género humano en sus diversas variantes culturales.
2. No quedó enterrado en su tumba, sino sembrado en toda la tierra. Su nombre y su obra son recordados con admiración y agradecimiento mucho más allá de su país natal por hombres de otras patrias y de otras lenguas, que se inspiran en él.
Sin embargo, me veo obligado a decir algo que no es contradictorio con lo anterior pero si paradójico y menesteroso de explicación, no sólo en el discurso sino también y sobre todo en la realidad. Yo no he estudiado en vano, yo no he vivido en vano, yo no he tratado de comprender a mi país en vano….Yo sé que Simón Bolívar no es el Padre de la Patria. Yo sé también que Venezuela no es una patria. Este país pertenece a una región del mundo que dejó de ser colonia española gracias a la gesta emancipadora encabezada por Bolívar; pero se construyó como estado separado en contra del pensamiento y la voluntad de Bolívar, en contra de todo lo que Bolívar significó para sí mismo, en contra del corazón de Bolívar. Venezuela por no ser más colonia española da testimonio de la gran victoria de Bolívar, pero por ser estado separado de la Gran Colombia da testimonio del gran fracaso de Bolívar. Nacida traumáticamente de la fragmentación de un gran sueño. Venezuela es un ámbito geográfico administrativo. Los despojos territoriales nunca le han dolido realmente porque no es el cuerpo de una patria, sus límites son imprecisos y negociables como propiedades materiales no irrigadas por sangre común, no inervadas por un sistema vivo.
Dentro de ese campo geográfico y administrativo hay muchas patrias pequeñas, amados terruños alimenticios que no llegan a configurar un todo orgánico, yuxtapuestos, imbricados, superpuestos, interpenetrados se continúan más allá de las fronteras sin sentirlas. Tal situación en sí misma, no entraña una desgracia irremediable y tal vez no es una desgracia. Muchas patrias han comenzando siendo conglomerados de pequeñas patrias recíprocamente hostiles. Otras han comenzado como fragmentos de un todo despedazado”.
(Recuerdo y Respeto para el Héroe Nacional) Concluido el discurso tuvo que ser sacado literalmente por la cocina. Sus palabras no discrepan de la ilustración; su visceralidad acompaña a la ciencia, a la geohistoria y etnografía plasmada por sabios alemanes como Humboldt y Bonpland cuyas descripciones hicieron tangible el Nuevo Mundo, conquistado a punta de arcabuces y la consabida cruz; idealizada y transfigurada por lo fantástico, pero desacralizada por sabios y estudiosos. La obra de José Manuel Briceño Guerrero, cimentó una escuela a la manera de los griegos que aún perdura: en Mérida, Barquisimeto, Carora y Caracas, y gracias a ella podemos abrir puertas oníricas. Leerlo nos permite quitar caretas mampuestas del universo, propias del interminable carnaval que vivimos.