El barista robotizado muele los granos de café, llena un filtro y vierte agua caliente en un vaso de papel para hasta cinco personas al mismo tiempo. Una taza de café cuesta 320 yenes (tres dólares) y su elaboración toma un par de minutos.
Sawyer también es capaz de operar una máquina automatizada para otras seis bebidas calientes, incluyendo cappuccino, chocolate y té verde con leche.
Los clientes, muchos de ellos hombres jóvenes, toman fotografías con sus smartphones mientras esperan formados ser atendidos.
El operador de la cafetería, la agencia de viajes H.I.S. Co., indicó que los robots pueden incrementar la productividad al tiempo que entretienen a los clientes.
«Un punto esencial es aumentar la productividad», declaró Masataka Tamaki, gerente general de planeación corporativa de H.I.S. Agregó que solo se necesita una persona para supervisar la cafetería, en comparación con la necesidad de tener varias personas en una cafetería convencional, por lo que puede ofrecer un café de mejor calidad a un precio razonable.