La avenida Florencio Jiménez, como toda arteria vial importante, tiene su calle de servicio, utilizada para aliviar el tránsito automotor de los canales principales.
La importante vía del oeste de Barquisimeto también la tiene, aunque sólo aparece en el proyecto porque nunca ha servido.
En efecto, la calle de servicio del área sur de la Florencio Jiménez, nunca ha estado transitable, ni siquiera para el tránsito de caballos o burros, mucho menos para vehículos a motor.
Desde hace unos cuantos años, quienes residen o trabajan en las inmediaciones de la avenida han venido insistiendo ante la gobernación o alcaldía para que se haga algo a fin de que en verdad sea utilizable esa mal llamada calle de servicio, pero esas gestiones han resultado inútiles.
Incluso, directivos del Hospital Rotario han denunciado el estado en que se encuentra ese tramo vial, concretamente la calle de servicio.
Se han dado casos de vehículos que se han accidentado cuando llegaban a ese centro de salud con personas necesitadas de atención médica urgente.
Y eso sigue ocurriendo porque los huecos se convirtieron en zanjas y, sobre todo cuando llueve, utilizar el tramo inmediato al hospital Rotario se convierte en un imposble por lo accidentado o inexistencia de la capa asfáltica.
Hace algunos años, desde la gobernación anunciaron obras de recuperación, pero apenas acondicionaron unos metros, casualmente donde se podía transitar, aunque a medias, pero en las inmediaciones del centro asistencial y de una farmacia nada se ha hecho.
Esta semana, los empleados y pacientes, además de clientes de la farmacia se alegraron al obserar una máquina laborando, pero luego llegó la decepción al informarse que sólo se acondicionaría el espacio frente a la ferretería, pero que del resto nada.
A tal extremo ha llegado la situación que algunos conductores que llevan familiares al hospital, ante la imposibilidad de ingresar a la calle de servicio, se han visto obligados a estacionar en la avenida.
Además, ya son muchos los vehículos que han sufrido graves averías en el tren delantero al caer en alguna de las profundas hondonadas existentes en el sector, haciéndose necesaria la utilización de grúas para retirarlos.