Cuando en 1990 se constituyó en Barquisimeto la Fundación del Rotary Club para la Salud (Fundarosa), por iniciativa de mujeres y hombres del distrito 4380 de la institución, decidieron promover el proyecto de Fudeco de constituir un centro de salud destinado especialmente a atender la problemática de la salud de comunidades del oeste de la ciudad, y, a pesar de la magnitud de la empresa, no sintieron temor pues prevaleció en ellos la vocación de servicio.
Durante 9 años hicieron las gestiones correspondientes para convertir la idea en una realidad, lo que ocurrió el 20 de septiembre de 1999 cuando, oficialmente quedó inaugurado el centro.
“Fueron años difíciles que, sin embargo, no amilanaron a los promotores, algunos de los cuales hoy continúan aportando sus granitos de arena para que la obra se mantenga sirviendo a los más necesitados”, afirma Rubén Luna Millán, uno de ellos y actualmente gerente general.
Aunque nunca se ha rebicido apoyo directo del Estado, salvo en 2017 cuando desde la gobernación de Lara le asignaron 125 mil bolívares mensuales, asignación que desapareció para el 2018, las consultas, intervenciones quirúrgicas y hospitalización no se han detenido nunca en servicios como Inmunología, Radiología, Salud ocupacional, Laboratorio, Cirugía para adultos e infantil, Infusión, Quimioterapia, Odontología, Anestesiología, Traumatología, Atención Inmediata (Emergencia), Diagnóstico Ginecológico, Valoraciones especiales y de Inmunización, entre otros.
Son más de 60 médicos que prestan sus servicios, más por vocación que por intereses económicos, como afirma la doctora Keyla Jiménez, anestesiólogo con 9 años en la institución, hoy en día una de las promotoras de la salud.
Aclara que el personal médico del Hospital Rotario de Barquisimeto no está conformado por profesionales recién graduados que acuden a hacer sus prácticas porque los hay con unos cuantos años de haberse graduado, además de que el centro ha servido para que residentes egresados de la UCLA hagan sus postgrados en anestesiología, por ejemplo.
¿Y cómo se sostiene el centro, con los aportes de los pacientes a las consultas o intervenciones quirúrgicas?.
Lo que se recaba por concepto de consultas sólo alcanza para cubrir algunos gastos de personal y cosas pequeñas, como cambiar unos bombillos, responde Rubén Luna.
Pero cuando se trata de adquirir equipos dependen del Rotary Club International, “que no nos envían dinero; envían los equipos y luego vienen a supervisar su funcionamiento, si reciben el mantenimiento adecuado”, explica.
Puso como ejemplo que una máquina de anestesia tiene actualmente un valor de 60 mil dólares, suma imposible de lograr con lo que ingresa por las consultas.
El doctor Ramón Jonás Reyes, por su parte, indica que el 80 % de los equipos han sido donados por el club, pero el mantenimiento corre por cuenta de Fundarosa, de allí la necesidad de esperar aportes de organismos nacionales, regionales y municipales.
Desde el Estado se debe tomar en cuenta que ese hospital le representa un alivio pues allí se atienden habitantes del oeste de Barquisimeto, y de municipios como Jiménez, Morán, Andrés Eloy Blanco y Torres, y de otros estados.
En la actualidad están esperando colaboraciones de Corpoelec con el alumbrado de los estacionamientos, la alcaldía de Iribarren, con un operativo de desmalezamiento de las áreas verdes del sector oeste, y algún organismo que recupere numerosas sillas inservibles.
Mientras tanto, el personal persiste en su filosofía de: “ Prestar un servicio de atención médica integral de alta calidad y profesionalismo a muy bajo costo”.
