Durante más de 18 años sobraron las especulaciones con respecto al cacareado “socialismo del siglo XXI”. Pero en todo ese tiempo, a pesar de las muchas comparaciones que se hicieron, siempre fue difícil afirmar de qué se trataba. La tesis que más prevaleció fue la de asociar dicho “socialismo”
–quizás por los trágicos resultados– con la dictadura cubana, mejor conocido como “castrocomunismo”.
Por lo menos, las semejanzas eran más que elocuentes, y lo son todavía, por supuesto. Sin embargo, la innata vocación totalitaria de Nicolás Maduro y la militarización del régimen, parecen ser los componentes, nefastos sin duda, que le dan forma y contenido al proyecto político que acabó con la democracia, el Estado de Derecho y sumió a Venezuela en la más horrenda hambruna nacional del mundo.
Pues bien, fue necesario que ocurrieran los hechos registrados en los dos últimos años, para darnos cuenta de lo que realmente ha sido y es el tal “socialismo del siglo XXI”, aplicado a Venezuela con un nombre intencionalmente sugestivo: “revolución bolivariana”.
Vale decirlo, hoy con absoluta propiedad, que dicho movimiento ni es una revolución ni tiene nada que ver con el pensamiento y la ética política de Simón Bolívar. Lo explico: las revoluciones son para avanzar, supuesto negado, ya que Venezuela, en las últimas dos décadas, ha retrocedido casi un siglo. ¡Bolívar sí hizo revolución!
Inequívocamente, en este momento se puede proclamar, ante el país y el mundo, que el régimen gubernamental venezolano, el que encabeza Nicolás Maduro, es portavoz de un modelo político, el cual se alimenta de las experiencias del terrorismo nazi y en el colectivismo instaurado por los bolcheviques en 1917. Este segundo aporte lo tomaron, Chávez, Maduro y su pandilla de cómplices, de un ensayo que comenzó hace un siglo y lo único que han producido es ruina, miseria, hambre y muerte.
Dada esa letal combinación de nazismo y bolchevismo, hoy tenemos, ¡al fin!, elementos contundentes para denunciar qué tipo de sistema político ahoga hoy a Venezuela. Se puede denominar nazicomunismo. Esta afirmación se fundamenta, además, en la barbarie cometida por el régimen entre abril y julio del año pasado y otros eventos signados por esa vocación de exterminar al adversario, al parecer, bien desarrollada por Maduro y su caterva de cómplices.
Y si faltaba alguna prueba más convincente, realmente irrefutable, el mismo Nicolás Maduro, ya sin ninguna máscara, la acaba de aportar. Es lo que hizo con su frase “Quien se subleve tendrá el destino de Oscar Pérez”. Para buen entendedor, pocas palabras: ¡Quien combata al régimen nazicomunista, corre el riesgo de que le apliquen pena de muerte de hecho!
ANTONIO URDANETA AGUIRRE
Educador – Escritor
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