60 años de DEMOCRACIA (2)

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SA pesar de las evidentes deformaciones no es ni ético ni históricamente cierto que los cuarenta años de democracia anteriores a este periodo fueron años de podredumbre. Son muchos los procesos, hechos y personalidades de ese largo periodo que son claramente rescatables y que forman parte de la vida de este país. ¿Dónde Colocamos a la OPEP, a Pérez Alfonzo al Maestro Pietro Figueroa? ¿. ¿No fue esta misma democracia- que con todas sus desviaciones- la que nos alejó de una historia de dictaduras militares? ¿No fue esta democracia la que contribuyo a evitar una guerra civil en el país? ¿No llego el presidente Chávez a la presidencia a través de unas elecciones democráticamente ganadas y reconocidas en este proceso? Con toda seguridad más de uno estará pensando que está escribiendo un doliente de la vieja clase política y del Pacto de Punto Fijo firmado por AD y COPEI en 1958. Nada más alejado de mis intenciones.
Se puede entender que como eslogan político se acuse de que los cuarenta años anteriores a 1998 poco o nada sirvieron, que a través del pacto de Punto Fijo AD y COPEI se adueñaron de la vida política, que las transformaciones verdaderamente democráticas no fueron aplicadas y por el contrario se estableció una profunda alianza de estos partidos con la burguesía nacional y los intereses extranjeros a los cuales se le entrego la soberanía nacional. Que producto de la democracia representativa y populista, y la creciente corrupción administrativa estallo la crisis de 1983, que acabo con la ilusión de la Venezuela Rica, la “Venezuela mayamera”. Que producto de las profundas deformaciones, del agotamiento del modelo populista, el pueblo se alza en 1989 y los militares en 1992, que por estas mismas razones, Carlos Andrés Pérez se ve obligado a salir del gobierno en mayo de 1993, que partidos de izquierda con el apoyo popular lograron darle un segundo triunfo a Rafael Caldera, quien traicionando nuevamente las expectativas populares hace posible la llegada a la presidencia del país de un militar desconocido, sin historia política, el protagonista del golpe de 1992, Hugo Chávez.

Lo cierto es que en estos cuarenta años no se rompió con la dependencia petrolera ni de las importaciones, que el populismo había sometido a la participación popular y que la llegada de Chávez al poder representaba, dentro de los mecanismos de la democracia, la búsqueda de cambios radicales. Pero lamentablemente en estos veinte años, en los que habíamos cifrado esperanza, se profundizo el rentismo y el populismo.
Ya para la mayoría de venezolanos la democracia no es simplemente votar cada cinco años, elegir a alcaldes, diputados, presidentes, que ya han sido previamente impuestos en las cúpulas políticas, ser victimas de trasformaciones y decisiones importantes sin consultarle a nadie, este gobierno con el proceso constituyente, los referéndums, y los consejos comunales transformo totalmente la pasividad política. No hay la menor duda que en los años de este periodo presidencial llega a su fin el predominio del Pacto de Punto Fijo, entran otros actores nuevos a la palestra pública. Desde la aprobación de la nueva constitución se abren canales de participación y de poder popular, se crean las misiones para dar respuestas a los excluidos. Sin embargo, consideramos que las transformaciones han sido fundamentalmente en el plano político y social, sin la menor duda el venezolano de hoy nada tiene que ver con la pasividad de las décadas anteriores y difícilmente exista una familia que no haya sido beneficiada por algunos de los planes del gobierno. Pero a igual que hace diez años nos seguimos preguntando. ¿Cuáles son las transformaciones radicales que en el ámbito económico se han producido?, ¿Por qué a pesar de un discurso y posición política que reivindica la soberanía, el nacionalismo, el antiimperialismo, seguimos dependiendo del comercio con los grandes centros hegemónicos?, ¿Por qué a pesar de la novedosa Ley de Tierras y de tanto dinero inyectado a la pequeña industria, el incentivo a las cooperativas, seguimos dependiendo casi absolutamente de las importaciones, nuestro aparato industrial no crece, la soberanía alimentaria no pasa del discurso?.
Tal como el propio Presiente Chávez lo reconociera en su discurso ante la Asamblea Nacional el 11 de enero del 2010, cuando se preguntaba sobre los altos índices de inseguridad en el país, la delincuencia desatada, el desabastecimiento, la ineficiencia administrativa, la corrupción campante, males que no se le pueden seguir achacando al imperialismo y a los sectores golpistas. Son muchos los planes y misiones que no se terminan de concretar y aunque cargados de muy buenas intensiones luego caen el vacío por las contradicciones, falta de control y muchas veces no traspasan lo meramente cuantitativo: muchos alumnos, muchos participantes, muchas becas, pero sin lograr cambios cualitativos relevantes. Sin embargo, a pesar de estas profundas deficiencias el pueblo venezolano sigue creyendo en la democracia. Ningún proceso revolucionario será posible sino se logran transformaciones profundas en la economía y en los niveles de desigualdad social. Sin alimentos y sin venezolanos, que todos los días los matan en las calles, no habrá revolución alguna.

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Pedro Rodríguez Rojas ([email protected])

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