La indiferencia hacia el adulto mayor en el país es cada vez más notoria, principalmente en el sector juvenil.
Sobre este tema, la insensibilidad hacia estas valiosas personas camina en los pies de adolescentes y mayores de 18 años de edad, y queda de relieve cuando menosprecian una ayuda solicitada por un abuelo para cruzar una vía o cuando les piden información de alguna dirección.
Es que quienes dieron sus capacidades y fortalezas al desarrollo de este país desde cualquiera de sus actividades profesionales u oficios diversos y logran llegar a la tercera edad y continuar afianzando sus experiencias, ya no son reconocidos pese al gran estatus ganado que poseen en sí mismos, sino que la sociedad lo coloca a un margen, en lugar de luchar para que ocupen el más alto sitial con honores, en virtud de la trayectoria que han tenido tanto familiar, social, gremial como empresarial.
Sus pasos lentos son literalmente atropellados por conductores impacientes en los cruces de esquinas con semáforos, quienes los desafían acelerando sus automóviles en señal de ¡Apúrate! o camina rápido, sin importarles la presencia de otras personas y con el más desatinado desprecio por quienes por semejanza pudieran ser sus propios padres o abuelos.
En un alto porcentaje de los hogares venezolanos un abuelo es visto como alguien que ya entregó su juventud y ahora le corresponde quedar prácticamente invisibilizado en su entorno, con poca participación en las conversaciones y en decisiones que tome la familia, un hecho observado con frecuencia y que no debería ocurrir.
El respeto por las personas mayores se enseña en la casa, y es deber ineludible de los padres, inicialmente, practicarlo diariamente. Pero también los hermanos y los tíos de los niños y adolescentes tienen la responsabilidad y tarea de inducirlos a que los adultos merecen amor, reconocimiento y toda la aceptación necesaria.
De parte de los propios abuelos está también asumir una actitud de darse a respetar y a que sus nietos los vean como grandes pilares de su crecimiento. Esta actuación de los abuelos surtirá sus efectos positivos porque a futuro todos estarán juntos, sin quedar aislados por ser mayores y tener quizás otro nivel de pensamiento, gustos y costumbres.
Urge en cada arruga una palabra de amor para el adulto, en cada mano amorosa extendida a nosotros un abrazo cálido para ellos, en cada palabra de ejemplo una escucha con atención, en definitiva, un acercamiento más próximo que les transmita felicidad y alargue sus vidas.
Ellos tienen derecho y hacia ese lugar van todas las personas, quienes por relación de vida vuelven a ser niños, y como tal deben ser tratados.
Protegidos por la ley
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su capítulo V de los Derechos Sociales y de las Familias, determina en el artículo 80 que: “El Estado garantizará a los ancianos y ancianas el pleno ejercicio de sus derechos y garantías. El Estado, con la participación solidaria de las familias y la sociedad, está obligado a respetar su dignidad humana, su autonomía y les garantizará atención integral y los beneficios de la seguridad social que eleven y aseguren su calidad de vida.
Las pensiones y jubilaciones otorgadas mediante el sistema de seguridad social no podrán ser inferiores al salario mínimo urbano. A los ancianos y ancianas se les garantizará el derecho a un trabajo acorde con aquellos y aquellas que manifiesten su deseo y estén en capacidad para ello”.
Otras normas legales que regulan la materia dirigida al amparo del adulto mayor en el país es la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social y la Atención Integral al Adulto Mayor; Ley de Servicios Sociales: Asistencialismo a favor de los más necesitados y Ley del Seguro Social Obligatorio: Previsión Social a favor de la Protección en la Vejez.
Todo este marco jurídico garantiza a las personas amparadas, sin discriminación alguna, los derechos humanos así como los de carácter civil, de nacionalidad y ciudadanía, los políticos, sociales, de la familia, culturales, educativos, económicos, ambientales en los términos y condiciones establecidos en la Constitución, las leyes y los tratados, pactos y convenciones, suscritos y ratificados por la República Bolivariana de Venezuela.
El Código Civil venezolano también protege a los adultos. Lo especifica el artículo 284: “Los hijos tienen la obligación de asistir y suministrar alimentos a sus padres, y demás ascendientes maternos y paternos.
Esta obligación comprende todo cuanto sea necesario para asegurarles mantenimiento, alojamiento, vestido, atención médica, medicamentos y condiciones de vida adecuados a su edad y salud, y es exigible en todos los casos en que los padres o ascendientes carecen de recursos o medios para atender a la satisfacción de sus necesidades o se encuentran imposibilitados para ello”.
Por lo tanto, es un deber del Estado restablecer la protección, respeto y dignidad a los adultos mayores o de la tercera edad ante tanta indiferencia, discriminación, exclusión y miseria injusta a que son sometidos.
La legislación contempla las denuncias de maltrato físico o emocional a esta población, que será defendida por los entes encargados, de conformidad con el estatuto y leyes vigentes.
No obstante, un alto porcentaje pasa hambre en la calle y no posee abrigo institucional de manera integral.
El trato en otros países
En el mundo hay cerca de 900 millones de personas mayores de 60 años, cerca del 12% de la población global.
El buen trato al adulto mayor se mide por el bienestar en cuatro áreas: seguridad salarial, salud, capacidades personales y ambiente social favorable.
En 96 países, se encuentra el 91% de las personas mayores de 60 años en todo el mundo.
Uno de los puntos más destacados es el hecho de que América Latina registró los cambios más llamativos en comparación con las cifras de 2013, sobre todo en lo que se refiere a seguridad salarial.
El país del mundo donde los ancianos viven mejor es Noruega, seguido por Suecia, que fue el líder en 2013. En el tercer puesto se ubica Canadá, seguido por Suiza y Alemania. Holanda ocupa la sexta posición y Estados Unidos la octava.
En América Latina Chile fue país latinoamericano en obtener el mejor puesto: el número 22. A esa nación le sigue Uruguay (23), Panamá (24), Costa Rica (26), México (30), Argentina (31), Ecuador (33) y Perú (42). En el nivel intermedio se ubica Bolivia (51), Colombia (52), Nicaragua (54), El Salvador (57) y Brasil (58).
Venezuela (76) fue el país latinoamericano en obtener la posición menos favorable, mientras que Honduras se ubicó muy cerca, en el puesto 75.
Mientras, en el otro extremo, Afganistán es el país que ofrece las peores condiciones para los ancianos, muy cerca están Mozambique (95), Tanzania (92) y Uganda (89).
Todos los países, con la excepción de Japón (9), se ubican en Europa Occidental, América del Norte y Australasia.
Se espera que en 2050, la cantidad de personas mayores de 60 años, aumente a 21%.
Día del adulto mayor
Cada 29 de mayo se celebra el Día del Adulto Mayor en Venezuela, fecha conmemorativa dedicada a los abuelos de cada familia. Este día sirve de cita para recordar a estos seres que en su mayoría llenan de cariño, sabiduría y amor la vida de cada quien, compartiendo sus anécdotas y experiencias.
En la mayoría de los países esa jornada se efectúa el 1º de octubre, por resolución de las Naciones Unidas.
A nivel internacional existe una celebración promovida por la ONU que recuerda a las personas mayores en general: el Día Internacional de las Personas de Edad.
El cambio de denominación, de anciano a persona adulta mayor, es el producto de las Resoluciones de Congresos Internacionales.
El 23 de noviembre de 1949 es creado el Patronato Nacional de Ancianos e Inválidos (Panai), adscrito al Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, cuya misión se refiere a la atención de los ancianos y a los minusválidos (ahora personas con discapacidad).
Posteriormente se transformó en el Instituto Nacional de Geriatría y Gerontología (Inager).
El Inager es sustituido por el Instituto Nacional de Servicios Sociales (Inass), regido por la Ley de Servicios Sociales que en su contenido amplía la cobertura de la previsión social a amplios sectores de la sociedad que se encuentran en «estado de necesidad», es decir, no sólo a los adultos mayores sino también a los grupos vulnerables de la sociedad, como lo son las personas con discapacidad, indígenas, niños en estado de abandono.
Pocas campañas en medios
La mayoría de emisoras de radio en el país no dirigen su atención en producir micro campañas sobre el tema del adulto mayor, cuyos contenidos concienticen a sus oyentes y población en general sobre la importancia de darle un trato preferencial a estos seres humanos, tanto en los hogares como en la calle.
Existen canciones en varios géneros musicales con letras dedicadas a los padres y abuelos que no se oyen en la radio en el año, sino el Día del Padre, caso de Piero Mi Viejo, con estas estrofas: “Es un buen tipo mi viejo que anda solo y esperando. Tiene la tristeza larga de tanto venir andando. Yo lo miro de desde lejos, pero somos tan distintos. Es que creció con el siglo con tranvía y vino tinto. Viejo, mi querido viejo, ahora ya caminas lento, como perdonando el viento, yo soy tu sangre mi viejo, soy tu silencio y tu tiempo.
El tiene los ojos buenos y una figura pesada, la edad se le vino encima sin carnaval ni comparsa. Yo tengo los años nuevos, mi padre los años viejos…”
Estas canciones son otra manera de conseguir sensibilizar a la gente respecto al trato humano de estas personas, así como los micros.