Ser o no ser, cúspide o abismo, actuar o quedarse quieto, fatal dilema de la lucha y relucha que libra el ser humano en su conciencia, en sus sueños, en los que unas veces lo muestra triunfante, otras vencido. Son los sueños los que nos mantienen atados a la esperanza, aunque a veces ésta no es tan benevolente, como lo es el impulso de la impaciencia que nos hace actuar y salir de la inútil espera.
Debemos seguir soñando porque de lo contrario la tiranía del mundo y del tiempo nos convertirá apenas en un inútil cuenco de cenizas.
La naturaleza nunca duerme.”En el verde vergel que decora la frente que besaron los sueños, una hoja suscita como la luz naciente en que entreabren sus ojos de fuego las auroras” (Rubén Darío)
Siempre estamos soñando con algo que aspiramos lograr, algo que hacer. Solo quien insiste tiene en la mente vivo su objetivo, el cariño, la voluntad y el ánimo para lograrlo, trabajando hasta llegar a la meta soñada. Sin embargo, hasta para lograr un sueño hay que ser realistas dentro de lo posible. Irónicamente hay quienes con un golpe de mala suerte logran superar la racha, zancadillas del destino o de las circunstancias y salir airoso de la prueba.
Crear, insistir, soñar, avanzar puede llevar lejos a quien lo desee, y si no lo lleva lejos, le quedará al menos la satisfacción de haber dado la lucha, de no haberse rendido, llegando al punto de que aunque quedó exhausto y los ojos solo vean al frente un inmenso apocalipsis, obtuvo como ganancia de su batallar las mejores lecciones, sacando acaso de todo esto dentro de sí el reverdecer de una nueva esperanza.
Wal Whitman es la encarnación de la lucha por llegar alto. Sus escritos invitan a soñar y a no rendirse jamás:
“Aprovecha el día, no dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber alimentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento, jamás permitas que nadie te quite el derecho de expresarte que es casi un deber, no abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario”
Son pocos los originales y en este tiempo se prefiere seguir a otros que hacerlo por sí mismo. La mayoría de los artistas por ejemplo se representan entre ellos con una norma a seguir, abigarrados alrededor de una figura o escuela central. Se puede ser original si se sabe explotar libremente lo que se lleva dentro. Somos discípulos de la vida, en algún momento seremos sus maestros.
Hasta en sus sueños cada uno es soberano por derecho propio, con sus propios recursos inagotables. No hay nada ni nadie que nos impida ni escatime soñar y hacer lo que queramos hacer. Solo lo que somos nos abrirá caminos al frente. Nadie nos puede limitar el derecho de soñar sitio en el que realmente somos libres. Traicionarnos a nosotros mismos, a nuestras creencias, a nuestras inquietudes y sueños es haber estado muerto mientras los demás trabajaban por lograr sus metas y sueños.
Los cambios, las nuevas rutas a seguir ameritan esfuerzo y constancia. En muchas ocasiones es la actitud de los demás la que nos empuja a actuar, destrancar los caminos y hacer realidad los sueños. Crear y escribir es una manera de cultivar y levantar los sueños al aire de cada día, es el estandarte que señala nuestra presencia en este difícil campo de batalla que es la vida.
Decía Goethe que “Soñamos para no cansarnos de ver” Yo no me canso de ver para seguir soñando y escribiendo con libertad, acerca de hombres y pueblos que viven que progresan que sueñan y trabajan sobre tierra firme, bajo cielos sin cadenas.
Por la puerta del sol – Soñar es negarse a morir
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