Por años, prácticamente desde los primeros meses después de su inauguración, la urbanización Las Sábilas ha estado plagada de problemas que ha obligado a muchos de sus primeros habitantes a abandonarla desesperadamente ante la indiferencia de las autoridades para resolverlos.
“Aquí nos hace falta de todo, y si no fuera por la lucha que durante años ha venido realizando La Negra en busca de mejoras, estaríamos peor”, manifestó una de las mujeres de la comunidad.
Para comenzar, Las Sábilas parece haber sido bombardeada, porque cuando decidieron demoler algunos sectores por las fallas que presentaban varias viviendas, no recogieron los escombros y dejaron las casas a medias, las cuales han sido convertidas en guaridas de delincuentes.
A eso hay que agregar que Las Sábilas carece por completo de alumbrado público, porque se han quemado las lámparas por los años en servicio, o porque los antisociales las han destruido para que, amparados por la oscuridad, actúen con mayor libertad.
Lo del agua y el transporte colectivo son dos problemas con ocidos que esperan les sean solucionados por la gobernadora Carmen Meléndez o el alcalde Luis Jonás Reyes, quienes les visitaron cuando andaban en campaña electoral.
La vialidad en la urbanización deja mucha que desear y en algunos sectores resulta imposible el ingreso de vehículos.
“La inseguridad es algo perpetuo porque ningún organismo policial, ni la Guardia Nacional, ni el CICPC, ni la Policía Nacional, ni la de Lara, se han propuesto acabar con las pandillas que nos han impedido vivir en paz”, dijo Joaquín Vielma, un vecino que pidió no fotografiarlo.
Indicó que “de vez en cuando hacen operativos, montan comisarías o comandos de algún organismo policial o de la GN, pero al poco tiempo desaparecen y vuelve la inseguridad”.
Esperan que desde los nuevos gobiernos municipal o regional los tomen en cuenta para que la comunidad pueda disfrutar de los derechos que sí tienen los de otros sectores del municipio Iribarren.
Insisten en que les doten agua de la tubería matríz procedente de Barro Negro, Duaca, que sólo abastece, aunque no totalmente, a los habitantes de la comunidad Alí Primera.
“Además necesitamos que Transbarca llegue hasta Las Sábilas para que se acabe la especulación con los pasajes”, afirmó una vecina que considera una discriminación que ese servicio se preste solamente a quienes viven en esa comunidad y no a la de ellos, que se encuentran a muy corta distancia.