Desde la Sucre y hasta la Catedral de Barquisimeto caminaron los vecinos del populoso sector junto a otros barquisimetanos con motivo de los 60 años de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Es notorio y justificado el miedo que sienten los vecinos, quienes insistieron en la protección de sus identidades.
El horror que vivió la Sucre en manos de los cuerpos de seguridad del estado a mediados de 2017 dejó secuelas. Aunque todos reclaman un giro político pocos se atreven a protestar abiertamente. Se trató de un grupo reducido.
A propósito del 23 de enero de 1958, indicaron que no podían pasar por alto la fecha. La gente desplegó el pabellón tricolor en medio de la avenida Libertador y apenas esto ocurrió, los conductores comenzaron a tocar sus cornetas, otros sonaron cacerolas, cohetes y pitos.
“Mantenemos la lucha por un cambio. El hambre no se aguanta, estamos padeciendo una miseria sin precedentes. Nadie puede vivir con un sueldo mínimo, esta situación no se aguanta, esta dictadura tiene que caer”, declaró una vecina.
Asimismo, dejó ver su indignación en el caso de la masacre de El Junquito. “Esa fue una ejecución al margen de la ley. Desaprobamos todo lo que pasó con Oscar Pérez y los demás abatidos”.
Indicó que la Sucre se mantiene en una tensa calma, en tensión. Nada volvió a ser igual.
“Sabemos que hay funcionarios encubiertos en el sector. El otro día vimos a un heladero con unos zapatos deportivos carísimos en actitud sospechosa. Algunos vecinos que no están de acuerdo con nuestra lucha nos hacen fotos. La Sucre siempre ha sido autónoma, la lucha es por recuperar la democracia”.
Denunció que la urbanización está vetada de las diferentes instituciones públicas, donde ponen trabas de todo tipo a los residentes a la hora de gestionar trámites.
Otro señor mencionó que los edificios presentan diferentes problemas. Todo a partir del incendio que provocaron funcionarios de seguridad cuando quemaron la azotea del lugar.
“Los techos se nos están cayendo y el ascensor no funciona. Son más de 2.000 personas las afectadas. Toda esta situación nos unió y no dejaremos de luchar por la libertad. Hoy 23 de enero reafirmamos nuestra lucha por la democracia, queremos vivir sin terror, con plena libertad de expresión”.
Expuso que por la zona todos los anaqueles de los abastos están vacíos. Realidad que se repite a lo ancho y largo de la ciudad, el estado y el país.
Otro joven alcanzó a decir que la crisis ha impactado los hogares. “En mi casa éramos cinco y quedamos dos. Muchos han emigrado, por eso los que estamos luchamos por un mejor país”.
Otra dama de la comunidad Rafael Caldera se sumó a los testimonios, igual pidió reservar su identidad.
“Nos sumamos a la causa así sea día de trabajo. Ahorita trabajar no vale nada. Tenemos que ejercer nuestro derecho constitucional a la protesta pacífica. La situación es muy grave. Esto se ha vuelto un sufrimiento eterno. Todo es absurdo. No es posible que un kilo de queso cueste 300 mil bolívares y un cartón de huevos 270 mil bolívares. Estamos llamados a protestar. Hasta cuándo vamos a vivir sobreviviendo”.
Agregó que el país vive un luto terrible a partir de la masacre de El Junquito en la que fue abatido el piloto Oscar Pérez, que se había sublevado contra el gobierno de Maduro.
“La verdad es que caídos estamos todos, víctimas de la dictadura. Ni en la basura se consigue qué comer. Un antibiótico cuesta millones de bolívares”.
Ya en la Catedral Metropolitana un ciudadano que aguardaba por los marchantes expresó que lo peor que le pudo ocurrir al país fue haber caído en manos de militares.
“Estamos rodeados de esbirros, asesinos, corruptos, narcotraficantes, mafiosos y una oposición que le hace el juego al gobierno”.
Finalmente, el grupo se concentró en el canal principal de la avenida Venezuela, donde también recibió el apoyo de los transeúntes y conductores que pasaban por el lugar. Muchos les llamaban valientes por retomar la calle.
