Corría por toda el área de la Playa del Mercado Mayorista de Barquisimeto, conocido Mercabar, era un joven con pantalón negro y una franela negra con blanco, a un lado de él iba un niño, buscaban escapar porque era perseguido por otro sujeto.
Willy José Burgos Becerra, de 24 años de edad, trató de esconderse en un puesto de papas y zanahoria, pero allí fue alcanzado, por quien lo seguía.
El hombre quien tenía un chopo en la mano, el cual estaba realizado con unos tubos, lo apuntó y otro que estaba por la cerca de alfajol, lo alentaba para que disparara y sin que le temblara el pulso lo hizo.
El proyectil que se presume era una cápsula de escopeta, impactó en la cabeza de la víctima y su hombro derecho, haciéndolo caer en el piso, sobre un gran charco de sangre.
Todos los caleteros y mujeres que trabajan en la zona le brincaron encima a Burgos Becerra, pero no para auxiliarlo, todo lo contrario fue para robarle sus pertenencias.
El pequeño que corría junto a él desapareció entre la multitud, y el sujeto que disparó también echó a correr entre los que venden verduras y hortalizas, dejando tirado el arma homicida, junto a un bolso donde se presume que cargaba el chopo, aseguraron testigos que hasta se cambió de franela para seguir escapando.
El dueño del puesto de papas y zanahoria donde cayó sin vida Burgos Becerra, recogió de inmediato, no se quería ver inmiscuido en el hecho.
Funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y de la Policía Municipal de Iribarren (PMI), quienes hacen vida dentro de Mercabar, fueron alertados del sujeto y se fueron hasta la zona, para resguardar la escena del crimen.
El cuerpo sin vida del joven era visto por algunas personas, mientras otros continuaban a un lado vendiendo y comprando como si nada pasara, sin indolencia alguna.
En el momento en que llegaron funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc, fue que se aglomeró un grupo alrededor del cuerpo, estaban de curiosos viendo lo que hacían los efectivos. Todos sabían lo que allí pasaba, pero nadie se atrevía hablar.
Un vendedor que no se quiso identificar, relató que las Playas son las zonas más inseguras de Mercabar, donde son constantemente asediados por los delincuentes, aseguró que por el lugar no se asoman funcionarios, “ellos se la pasan en la puerta matraqueando”, aseguró el comerciante, a la misma vez que relata que es toda una mafia la que allí convive, en donde se ve la venta de droga y prostitución de forma constante y rutinaria.
Padre lo reconoce
Al principio estaba sin ser reconocido el cuerpo hasta que llegó su padre, el señor William José Burgos, allí comentó que el joven era padre de cuatro hijos, el menor de tres años y el mayor de siete años, quien precisamente andaba con él en el momento que lo mataron.
Residía en El Coreano II y comentó que actualmente se encontraba con un beneficio de presentación de cada 8 días ante los tribunales larenses, salió en libertad un poco antes del 24 de diciembre, tras durar más de un mes detenido en la sede del Eje de Homicidios, por un homicidio cometido en la misma barriada donde residía, explica el padre, que ese día, hirieron a un joven y Burgos Becerra lo agarró y lo auxilió y tras hacerle un favor, terminó siendo involucrado en el crimen, que lo llevó a estar por primera vez tras las rejas, y debido a que no se habían encontrado suficientes pruebas en su contra fue dejado en libertad.
Desde que salió en libertad estaba trabajando en el Mayorista como caletero, antes de ello vendía pan y lo que encontrara junto a su padre.
El señor Burgos comentó que se enteró de la muerte de su hijo mientras trabajaba en el mercado Las Pulgas, donde un primo le avisó de lo sucedido, asegura que en el lugar la víctima fatal era conocido por todos, pues la mayoría de los que allí laboran son de la barriada en donde residía con su esposa e hijos.
Con esta muerte al señor Burgos ya le queda un solo hijo, pues alrededor de nueve años atrás su única hija fue asesinada, durante una balacera que se registró en el barrio La Paz, al oeste de Barquisimeto. El hombre quien estaba calmado espera que el hecho sea esclarecido.
Cuando el cuerpo iba a ser levantado por funcionarios del cuerpo detectivesco, al sitio llegó la esposa de la víctima fatal, quien se tiró al piso al ver a su amado y no paraba de llorar por lo sucedido, ella de inmediato fue interpelada por los sabuesos del Cicpc para iniciar las investigaciones del caso.