Tras la culminación de un desolador año en el que los servicios del comedor estudiantil de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) cada día eran más deficientes, el año 2018 inicia peor: el comedor dejó de funcionar porque la universidad no puede soportar los costos.
Seis meses atrás, el menú ofrecido a los estudiantes contemplaba 120 gramos de proteico (pollo), 100 gramos de arroz o pasta, 60 gramos de ensalada cruda o 70 de ensalada cocida y una pieza de fruta, normalmente naranja o patilla.
En el último mes del año pasado, los estudiantes sólo comieron arroz con pequeños bocados de pollo, el resto de los complementos desapareció de las bandejas. Ninguna de las concesionarias que atienden los cinco comedores de la UCLA podía continuar prestando el servicio por el irrisorio pago que recibían por cada bandeja.
El Gobierno nacional provee anualmente el presupuesto para este servicio estudiantil, pero debido a la constante variación de precios de los alimentos, el presupuesto queda por debajo de los costos reales.
Para muchos alumnos, este comedor era la única garantía de saciar su hambre y cubrir con las necesidades nutritivas necesarias para su desempeño.
Costo de las bandejas
Aunque el Gobierno dispone del pollo o rara vez la carne, las concesionarias tenían que aliñar y procesar el proteico, comprar y procesar el resto de los complementos del menú, servir y pagar a las cocineras, por este servicio recibían sólo 4.500 bolívares por bandeja.
En enero, el viceministro para el Vivir Bien Estudiantil y la Comunidad del Conocimiento, Carlos León, incrementó el pago de 4.500 a 10.000 bolívares, monto muy por debajo de la estructura de costos presentada por las concesionarias de la UCLA, que requieren al menos 54.000 bolívares para la preparación de una bandeja balanceada.
Manuel Villavicencio, vicepresidente del Centro de Estudiantes de la UCLA, apuntó que su universidad presentó el cuarto presupuesto más alto, pero que la UNEFA, universidad del Estado, presentó la estructura todavía superior, requiriendo 83.000 bolívares por bandeja, mientras que otra universidad de Oriente manifestó requerir 32.000 bolívares por plato.
“Lo que pretende pagar el Gobierno no se adapta a la realidad del país, con eso no se puede comprar ni un pimentón, ni siquiera cubre el pago a las cocineras, tendremos que ingerir los alimentos crudos”. Hasta ahora ninguna concesionaria aceptó prestar el servicio por este monto y mientras tanto “los estudiantes estamos presentando exámenes sin nada en el estómago”.
Cambian universidad por trabajo
Villavicencio criticó que el Gobierno disponga de un presupuesto para darle bonos mensuales a las embarazadas, lo que a su juicio promueve el embarazo precoz y el desempleo, mientras que los estudiantes que están apostando por su preparación académica, “se están desmayando del hambre y están abandonando la universidad para trabajar”.
Los índices de deserción universitaria son desalentadores. Sólo en el caso del Decanato de Ciencias Económicas y Sociales, se inscribieron 4 mil estudiantes a inicio de semestre, para finales de octubre la cifra de estudiantes que asistían a las aulas se redujo a 3 mil y en enero de 2018, apenas 2.500 continúan en las aulas.
“La población estudiantil de la UCLA era de 20 mil muchachos y ahora somos 7 mil” lamenta el dirigente. Algunos han preferido trabajar para sobrevivir ante la dura crisis económica, otros se han dedicado a hacer colas para lograr adquirir los alimentos, unos abandonan porque no tienen recursos ni siquiera para el transporte ni los libros y otra gran parte, se fue del país.
Los uclaístas señalaron que comenzarán una jornada de protestas pacíficas para que se apruebe un nuevo presupuesto para el comedor, que garantice el menú completo y balanceado, además lucharán por el resto de providencias estudiantiles como el correcto funcionamiento del transporte y el ajuste del monto de las becas.
