Con ocasión de la homilía de monseñor Víctor Hugo Basabe al recibir la sagrada imagen de la Divina Pastora en su visita número 162 a la ciudad de Barquisimeto, connotadas autoridades del oficialismo local protestaron porque, supuestamente, “la alta jerarquía de la iglesia usa el altar y la procesión para hacer proselitismo político” e igualmente denunciaron “el intento de politizar la misa”.
Es necesario que entiendan los gravísimos esguinces semánticos en sus discursos, porque en vez de orientar a sus seguidores los hacen incurrir en errores, contraviniendo el hecho que la principal función de un dirigente es educar.
Dentro de las múltiples acepciones del vocablo iglesia, quizás la más significativa es la de congregación de cristianos que estamos unidos por el bautismo. La procesión entonces también constituye Iglesia, porque a ella concurrimos los cristianos en asamblea, para expresar y fortalecer la fe.
Nuestros pastores, a quienes Jesucristo confirió autoridad y servicio, no hacen proselitismo porque su función no es buscar prosélitos para incorporarlos a la religión, no les ofrecen cestas ni regalos para que nos hagamos cristianos. La encomienda de nuestros obispos y sacerdotes es pregonar la palabra de Cristo, quien los facultó para hablar, reprender y exhortar con autoridad, como le escribiera Pablo a Tito, líder de la Iglesia en Creta.
En la homilía autorizada entonces por Cristo mismo, monseñor Víctor Hugo Basabe acorde a su sagrada misión, nos pidió a los venezolanos no dejarnos ganar por la desesperanza, nos recordó que Cristo no nos olvida; nos renovó en la fe, para hacernos saber que nuestro destino está en manos de Dios y no en la de un hombre, un gobierno o un imperio. Nos invitó no a maldecir, sino a alegrarnos porque el Señor, nuestro Dios, está en medio de nosotros. Nos impuso de nuestra obligación de practicar en forma efectiva la solidaridad, la confraternidad, como hizo María con su prima Isabel, cuando así le fue requerido.
Muchos de nuestros hermanos están sumidos en la desesperación y en la angustia, tienen hambre, están sedientos, enfermos, desnudos, presos y muchos son hoy forasteros. Ante esta situación de una manera hermosa e irrefutable nos pidió monseñor Basabe que buscáramos el rostro de Cristo en el de nuestro hermano y que multipliquemos la caridad sin excusas; no nos ofreció nada a cambio de esa conducta, simplemente nos recordó que el Padre nos invita al Banquete Eterno, cuando vestimos al desnudo y visitamos al enfermo o al preso. Para los millones de emigrantes venezolanos y del mundo pidió la protección amorosa de la Madre del Divino Pastor, quien guiará y custodiará sus pasos.
«No puedo dejar de sentir dolor y hacer mía la tristeza de tantas de nuestras familias venezolanas que hoy se ven tocadas por la migración de sus miembros a tierras desconocidas. Son ya millones de hermanos venezolanos, sobre todo jóvenes, los que se han marchado de nuestro país en búsqueda de nuevos horizontes y mejores condiciones de vida para ellos y para los seres queridos que dejan en su patria”.
Así lo dijo monseñor Basabe de manera textual, al tocar el problema profundamente humano que vivimos hoy los venezolanos. Es un hecho con varias aristas, la patria pierde los cerebros que habrán de desarrollarla; los abuelos y padres la continuación de sus vidas y los nietos e hijos, la seguridad y el calor de su tierra y de su gente. Cristo, que es Dios y Hombre, a pesar de su Poder verdaderamente Supremo, Absoluto y Eterno, escogió para encarnar durante su breve paso visible por la Tierra, una época y un lugar especialmente rudos contra los emigrantes, de allí su predilección por ellos.
En el Derecho Romano regía para entonces, como principio jurídico, la cápitis di minutio, institución que desconocía para los extranjeros, pobres y plebeyos, los más elementales derechos al considerarlos animales o cosas y no seres humanos. Por eso Jesucristo ordena dar techo al emigrante, comida al hambriento y vestido al desnudo, como recordó nuestro pastor Víctor Hugo Basabe quien a la vez, dio cumplimiento a las conclusiones de la Centésima Séptima Asamblea Plenaria Ordinaria del Episcopado Venezolano del 13 de enero del 2017, donde los Obispos y Arzobispos de Venezuela producen una Exhortación Pastoral con la denominación “Jesucristo Luz y Camino para Venezuela”, describiendo e interpretando como muy crítica la situación que en todos los órdenes vive el país, poniendo sobre el tapete sin ambages la realidad económica, asistencial y social, con problemas concretos como ver a tantos hermanos nuestros hurgar en la basura en búsqueda de comida, el deterioro extremo de la salud pública, la alta desnutrición de los niños y la ideologización en la educación.
Asumió monseñor Víctor Hugo Basabe en su sermón del 14 de enero del 2018 en presencia de la Divina Pastora, analizar y denunciar esa situación dolorosa e injusta, pero palpable, que aún persiste. Corresponde a las autoridades civiles del Estado ejercer su poder efímero, limitado y subordinado al pueblo de Venezuela, para buscar las soluciones pertinentes y luego rendirnos cuentas, aquí en la Tierra. Corresponderá al Supremo Creador decidir si los invita o no al Banquete Eterno.
Quiero dejar constancia de mi alegría y la de mi familia, por los triunfos deportivos obtenidos por Arwen Mariana, pequeña hija del amigo Dr. Línder Díaz Colmenárez y su esposa Belkis, médicos ambos, al resultar campeona en la Final de 300 y 500 metros en Ranking Chileno de Alta competencia en patinaje, país que recientemente abrió sus puertas para ellos. Arwen participó vistiendo los colores de su Club Sport Lara los cuales llevará por siempre en algún lugar de su uniforme, al lado del indeleble amarillo, azul y rojo. Dios, cuida y bendice a nuestros hijos y nietos dentro y fuera de Venezuela!