El expolicía rebelde Oscar Pérez, que murió a inicios de semana en medio de una operación de las fuerzas de seguridad, falleció a consecuencia de un disparo que recibió en la cabeza, según el acta de defunción que entregaron las autoridades a la familia, un factor que hace pensar en la posibilidad de un ajusticiamiento, según una diputada opositora.
La causa de la defunción fue un «traumatismo craneoencefálico severo (…) herida por arma de fuego disparado a la cabeza», según el documento oficial difundido por los medios locales.
Las autoridades no han ofrecido hasta el momento comentarios sobre la causa de la muerte de Pérez y otras seis personas, entre ellas una mujer, que perecieron el lunes pasado durante un enfrentamiento con decenas de militares y policías. La operación ocurrió en la barriada pobre de El Junquito, al oeste de la capital, donde el expolicía estaba escondido.
«Hay un patrón que anuncia la posibilidad de un ajusticiamiento», declaró el sábado la presidenta de la comisión parlamentaria que investiga el caso, la diputada opositora Delsa Solorzano, a The Associated Press. Precisó que ese elemento será incluido en el informe que está preparando la comisión parlamentaria. La diputada confirmó que las actas de defunción de Pérez y de cinco de los seis acompañantes del expolicía señalan como causa de muerte «un disparo en la cabeza».
Amnistía Internacional y otras organizaciones humanitarias han condenado la operación en la que murió Pérez y sus compañeros y han denunciado que las siete personas habrían muerto en una «ejecución extrajudicial» a pesar de haber anunciado su rendición tras ser descubiertos por las autoridades en el lugar donde estaban escondidos en el Junquito.
Los familiares de Pérez y las otras seis personas que murieron en la operación acudieron la víspera por cuarto día consecutivo a la morgue capitalina para retirar los cadáveres pero no se los entregaron.
«Apiádense de nosotros. Esto no es justo», dijo Aminta Pérez, madre del expolicía, al exigir el viernes a las autoridades, en un mensaje que difundió en la red social de Twitter, la entrega del cuerpo de su hijo.
La muerte de Pérez, de 36 años, y sus seis acompañantes fue confirmada esta semana por el ministro de Relaciones Interiores, mayor general Néstor Reverol, quien identificó el grupo como «célula terrorista». En la operación de desmantelamiento del grupo murieron dos policías, uno de ellos vinculado al grupo prooficialista «Tres raíces», y otros ocho resultaron heridos.
En un mensaje que difundió la televisora estatal, Reverol dijo que pese a todos los intentos para lograr una redición pacífica y negociada, el «grupo terrorista fuertemente armado inició de manera artera, malintencionada, un enfrentamiento con los organismos de seguridad».
Pérez se dio a conocer a mediados del año pasado tras atacar, desde un helicóptero que robó a la policía judicial, las sedes del Ministerio de Relaciones Interiores y el Tribunal Supremo de Justicia.
Seis meses después, el expolicía _que envió varios mensajes a través de las redes sociales para llamar a una rebelión contra el gobierno_ y algunos miembros de su grupo asaltaron un comando de la Guardia Nacional, a las afueras de la capital, y robaron unos 26 fusiles. Tras esa acción el presidente Nicolás Maduro ordenó a las fuerzas de seguridad intensificar la búsqueda y captura del grupo de Pérez, acción que se concretó el 15 de enero.