El papa Francisco dedicó este miércoles la misa que oficia en el aeródromo de Maquehue de Temuco (sur), que fue lugar de detención y de «graves» violaciones de los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), a las víctimas del régimen militar.
«Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias», dijo el pontífice en su homilía de la «Misa por la integración de los pueblos», ante los aplausos de los asistentes.
El papa pidió un momento de silencio por tanto «dolor y tanta injusticia».
Veintisiete años después del fin de la dictadura, su legado aún perdura en varias áreas de la sociedad chilena.
En sus casi cuatro años de gobierno, la socialista Michelle Bachelet ha tratado de reformar ese legado, en particular en ámbitos como la educación -introduciendo la gratuidad para estudiantes con menos recursos-, la tributación o en reformas de índole social, como la introducción de la ley del aborto terapéutico, prohibido durante la dictadura.
Los 17 años de dictadura dejaron un saldo de más de 3.200 víctimas, entre muertos y desaparecidos, y Pinochet murió sin ser condenado por la justicia.