El papa Francisco hizo un llamado a respetar la dignidad e incentivar la reinserción de mujeres presas, durante una emotiva visita este martes a una cárcel femenina en Santiago, en el marco de su apretada agenda en Chile.
En medio de cantos y emocionados aplausos de cerca de un centenar de reclusas, el papa fue recibido en el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, en el sur de Santiago, donde saludó afectuosamente a las internas, muchas de ellas cumpliendo una condena con sus hijos de corta edad.
«Ser privadas de libertad no es lo mismo que estar privado de dignidad. La dignidad no se toca a nadie, se cuida, se custodia, se acaricia. Nadie puede ser privado de la dignidad», sostuvo Francisco, en uno de los más emotivos discursos de su visita a Chile.
El pontífice pidió no «transformarse en cosas» y pidió a las reclusas recordar siempre que son personas y «no un número», para así evitar que la esperanza en sus corazones se pierda.
Asimismo, destacó los programas de reinserción social para las internas de la cárcel, a quienes llamó a aprovechar esta posibilidad que para ellas significa la esperanza de salir adelante de la situación en que viven.
«Una condena sin futuro no es una condena humana, es una tortura. Toda pena que uno lleva adelante para pagar una deuda con la sociedad tiene que tener horizonte, el horizonte de reinsertarse de nuevo. Eso exíjanlo a ustedes mismas y a la sociedad», aseveró el pontífice, muy cercano y cómodo en este tipo de visitas.
El papa argentino estuvo acompañado por la presidenta saliente, la socialista Michelle Bachelet, quien aplaudió en varias ocasiones el emotivo discurso.
Lejos de allí, en la catedral situada en el centro de Santiago, el discurso del papa fue seguido con emoción por varios religiosos con quienes se iba a reunir posteriormente, en el marco de su visita de tres días a Chile, antes de viajar el jueves a Perú.