Oscar Pérez, expolicía, piloto y actor aficionado de 36 años, protagonizó en Venezuela una historia de película cuyo desenlace violento develó este martes el gobierno: murió abatido en un operativo para su captura a manos de las fuerzas a las que antes sirvió.
Declarado como el «criminal más buscado» en el país petrolero, Pérez fue acorralado el lunes en un vasto operativo que dejó a otros seis muertos de su grupo y seis detenidos, así como a dos policías fallecidos y ocho gravemente heridos, según el informe oficial.
Estuvo unas siete horas sitiado con sus hombres, armados, en una casa en la carretera a El Junquito, unos 25 km al noroeste de Caracas.
Hábil comunicador en las redes sociales, durante el operativo difundió videos en Instagram y Twitter en los que, con el rostro ensangrentado, acusaba a las autoridades de intentar matarlos, pese a estar dispuestos a entregarse.
La acción se produjo siete meses después de que el expolicía atacara desde un helicóptero edificios gubernamentales, en medio de una ola de protestas contra el presidente Nicolás Maduro, que dejaron unos 125 muertos entre abril y julio del año pasado.
Maduro, a quien el exagente calificaba de «dictador» en mensajes que publicaba cada cierto tiempo, aseguró el lunes que Pérez tenía «espeluznantes» planes terroristas.
El hombre del helicóptero
En un episodio que imprimió un giro espectacular a la crisis venezolana, el 27 de junio Pérez y algunos de sus hombres sobrevolaron Caracas en un helicóptero de la policía científica que llevaba colgado un cartel con el mensaje «350 Libertad», en referencia a un artículo constitucional sobre la desobediencia civil.
Lanzaron granadas contra el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y dispararon contra el ministerio de Interior, sin causar víctimas.
Escoltado por cuatro personajes enmascarados y armados, Pérez, con la cara descubierta, exigía en un video en Instagram la «renuncia inmediata» del gobernante socialista y llamaba a la Fuerza Armada a rebelarse contra la «represión» a manifestantes opositores.
Desde entonces, publicaba habitualmente videos en redes sociales, en los que llamaba a los venezolanos a salir a las calles y rebelarse contra Maduro.
Pese a estar bajo persecución policial, se presentó sorpresivamente, dos semanas después de la acción del helicóptero, en una vigilia por la muerte de opositores en las violentas protestas de 2017.
Carteles de «Se busca» fueron colocados en distintos puntos del país, con diversas fotografías de Pérez. Su esposa, Dania Vivas, huyó junto con sus tres hijos a México.
Volvió a las primeras planas en diciembre pasado cuando un comando que dirigió amordazó a militares de la Guardia Nacional y robó 26 fusiles kalashnikov y municiones en Laguneta de La Montaña, población del estado de Miranda (norte). Ante las cámaras, prometía «una guerra».
«Muerte Suspendida»
Sus videos viralizaban con rapidez. Sin embargo, los venezolanos ya habían visto mucho antes la cara de Oscar Pérez.
De ojos azules, con apariencia de estrella de Hollywood, siendo agente protagonizó en 2015 la película ‘Muerte Suspendida’, un filme de acción basado en un famoso secuestro de un comerciante portugués en Caracas en 2012.
Según entrevistas con la prensa local, escuchar a un niño en la calle decir que quería ser «un gran líder de delincuentes presos para tener dinero, mujeres y el respeto del barrio» le motivó a hacer el thriller.
Consultado sobre los ataques de junio de 2017, el director de la película, Oscar Rivas Gamboa, dijo a los medios que un hermano de Pérez fue asesinado para robarle un teléfono celular y que uno de sus hijos fue víctima de un intento de secuestro.
Tras esas declaraciones, Rivas Gamboa estuvo detenido por unos días.
Pérez fue jefe de operaciones aéreas de la Brigada de Acciones Especiales del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), con 16 años de carrera en la institución. Había sido también instructor canino, entrenando a cachorros para detectar drogas y explosivos.
Su pasado hizo que líderes opositores pusieran en duda la veracidad de los ataques.
«Hay gente que dice que es un peine -un montaje-, hay gente que dice que es una cuestión real», aseguró entonces el legislador Julio Borges, quien fue presidente del Parlamento en 2017.
«Dejaremos algo muy en claro a todos los venezolanos (…) NUNCA FUIMOS NI SEREMOS UN SHOW», señaló un mensaje de Twitter, justo cuando se producía el operativo que puso fin a una historia de película que, en puso en vilo a Venezuela.