Una perogrullada: ¿Qué se celebra en diciembre? Sin titubeos: La Navidad. En estas últimas del año 2017, hemos apreciado que la pantalla chica estuvo un poco ayuna del gran despliegue de propaganda alusiva a ese viejo panzón, vestido de rojo y de maquillada y abundante barba blanca. El rival comercial de la natividad del niño Jesús. Justamente ha de ser en diciembre, el mes de la ternura del nacimiento del niño Dios.
Fue la tradición religiosa europea de entonces, que Francisco de Asis habituó a sus moradores a celebrar tan histórico acontecimiento y de allí la trajeron a estas tierras. Es un mes humano, divino y trascendente. De modo que para la fe y la tradición, diciembre es el mes del nacimiento de Jesús. En nuestro medio se celebra con toda la calidez de nuestra gente: misas de aguinaldos, parrandas de aguinaldos, villancicos, variedades musicales que la conquista y apropiación por los usurpadores de territorios que habitaron una gran variedad de etnias aborígenes hubieron de imponer.
Pero esa nueva gente que todo lo valoraba en dinero, impuso también un medio paralelo a las celebraciones navideñas, mediante la argucia de inventar nombres apócrifos como: papá Noel, Santa Claus, y, San Nicolás de la iglesia católica que en conjunto con los dos anteriores se han apropiado de la fiesta más sentida, más conmovedora, más acogedora que la humanidad celebra con fervor: la natividad.
De escasa parla, esos aborígenes personajes mediante una ridícula caricatura de la risa han impuesto “jo, jo, jóo” cuya finalidad para el comercio es la de sugestionar compradores que abarroten los negocios y compren hasta la saciedad.
Es una vulgar imitación de la finalidad impuesta por la cristiandad de traer regalos hasta los zapatos de la chiquillería por el niño Jesús.La tradición de la navidad difundida por la iglesia católica opera en los días de diciembre un cambio en los sentimientos de la gente. Los días contagiados de entusiasmo se apoderan del sentir. Son días alegres que la alegría de todos difunde; es una alegría sana y hermosa, contagiosa y pura. La gente se consustancia con ese gracioso fervor que imprime la navidad. Los rostros se alegran, todo es agradable.
Los niños con esa enigmática inocencia de la espera de la noche buena se sienten jubilosos. La noche de colocar los zapatos o las alpargatas es la culminación de la suma esperanza infantil. El entusiasmos obra milagros porque toda
Esa noche de la natividad del señor, del nacimiento del niño Jesús, el regocijo ansioso de no dormir para esperar el regalo es un momento mágico. No se olvide que diciembre es el mes más sublime por la natividad de Jesús.
por Carlos Mujica
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