“Su presencia es una bendición todo el año, pero enero es especial porque gracias a ella podemos obtener algunos ingresos por el bienestar de la familia, la comunidad y el pueblo”, añade Aura Orellana, otra moradora.
Sin embargo, Rosa Pérez, dice que las autoridades solo se acuerdan de Santa Rosa en ocasión de la procesión que hace la Virgen cada 14 de enero. Y que además, los representantes locales y regionales solo se centran en el casco central de la localidad espiritual y no de los demás sectores que componen el pueblo, donde se multiplican las necesidades.
Lo cierto es que desde los primeros días de diciembre, hasta el 14 de enero, la vida de este pueblo se dinamiza de un modo indescriptible.
Al lugar llegan visitantes de Lara y otras ciudades del país, el número de misas se multiplica, los medios de comunicación abordan el lugar, así como comerciantes de distintos productos. La feligresía hace suyo el pueblo y la Divina Pastora es protagonista ineludible.
Tras la partida de la imagen todo cambia. El pueblo queda desolado y probablemente abatido ante el vacío que deja la Divina Pastora, epicentro y motivo religioso de innumerables visitas a lo largo del año.
El 14 de enero es uno de los días más emotivos. Unos se alegran y otros lloran. Cuando la imagen cruza el arco es posible apreciar a algún santarroseño derramando lágrimas a borbotones. Pero no es una despedida, es simplemente un hasta luego. La imagen retorna a su casa el sábado, antes del Domingo de Ramos.
Un pueblo fantasma
El padre Humberto Tirado comenta que, sin duda alguna, el ambiente de Santa Rosa cambia al momento de producirse la peregrinación.
“Por eso uno se plantea qué sería de Santa Rosa si no estuviera la Divina Pastora. El flujo de gente se mantiene pero es innegable que todo cambia. Se siente la ausencia de los artesanos, comerciantes y devotos. Las visitas al templo disminuyen, coloquialmente podríamos decir que Santa Rosa se convierte en un pueblo fantasma, es una soledad, una tristeza material y espiritual”.
Muchos de los artesanos que viven del turismo se ven afectados por varios meses porque baja el flujo de visitantes al santuario.
Santa Rosa
La fundación de Santa Rosa data del año 1671. Para la fecha, la zona era un desierto para los indios Gayones, quienes al ubicarse en ese espacio lo nombran Santa Rosa del Cerrito, por su altura, y comenzaron a beneficiarse de la influencia del Río Turbio, registran las páginas de EL IMPULSO.
En 1773, luego que fue canonizada Santa Rosa de Lima como primera santa latinoamericana, Fray Agustín de Villabáñez (misionero capuchino) optó por pedir una imagen de ella y colocarle al pueblo su nombre.
La historia, según se conoce, es que por equivocación, el pueblo recibió la imagen de la Divina Pastora, que tenía otro destino, pero al momento que los pobladores de la época se disponían a levantarla para devolverla a la iglesia que la había solicitado (la Inmaculada Concepción), simplemente no pudieron con su peso, por lo que el poblado interpretó que la advocación mariana debía quedarse allí.
Más de 4 millones de personas visitan el pueblo entre diciembre y enero. De esa manera, Santa Rosa se convierte en capital religiosa del estado Lara.