El presidente surcoreano, Moon Jae-In, se mostró dispuesto este miércoles a celebrar una cumbre con Corea del Norte, un día después de un encuentro excepcional entre representantes de ambos países.
Tras dos años de crecientes tensiones en la península coreana debido a la intensificación de los programas nuclear y balístico de Pyongyang, la situación se apaciguó repentinamente a comienzos de 2018.
Delegados norcoreanos y surcoreanos se entrevistaron el martes por primera vez desde diciembre de 2015 durante una reunión en la que Corea del Norte aceptó enviar una delegación a los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en febrero en la ciudad de Pyeongchang, en Corea del Sur.
Y el presidente surcoreano Moon, que fue elegido en mayo con un mensaje a favor del diálogo con el Norte, volvió a defender este miércoles la opción diplomática para resolver uno de los asuntos más espinosos del mundo.
«Bajo las condiciones apropiadas, puedo celebrar una cumbre en cualquier momento», dijo. «Pero no puede ser una reunión por hacer una reunión. Para celebrar una cumbre se deben crear las condiciones adecuadas y se deben garantizar algunos resultados», añadió.
El Norte y el Sur siguen técnicamente en guerra, ya que el conflicto fratricida de 1950-1953 no terminó con un acuerdo de paz, sino con un armisticio. Desde entonces sólo hubo dos cumbres entre jefes de Estado coreanos, en 2000 y en 2007.
Desnuclearización
El presidente surcoreano volvió a defender que la desnuclearización de la península es «el camino hacia la paz» y su «objetivo».
«Tenemos que proseguir los esfuerzos para celebrar unos Juegos Olímpicos pacíficos», declaró Moon. «Tenemos que resolver pacíficamente la cuestión nuclear norcoreana».
Los Juegos de Pyeongchang, que se celebrarán entre el 9 y el 25 de febrero, parecen haber permitido rebajar las tensiones en la península coreana.
«La parte norcoreana enviará una delegación del Comité Olímpico Nacional, atletas, animadoras, un grupo de artistas, observadores, un equipo de demostración de taekwondo y un servicio de prensa», anunciaron Pyongyang y Seúl en un comunicado publicado tras su encuentro del martes.
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, dijo que la decisión de enviar una delegación norcoreana a los Juegos de Invierno constituye «un gran paso adelante en el espíritu olímpico».
Estados Unidos saludó, por su parte, las conversaciones entre las dos Coreas, aunque el departamento de Estado precisó que estaría atento al respeto de las sanciones «impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU».
«La participación norcoreana es una oportunidad para el régimen de entender el interés del final del aislamiento internacional procediendo a la desnuclearización», declaró la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.
Línea telefónica crucial
Las dos Coreas acordaron además «rebajar la tensión militar actual y mantener conversaciones militar sobre esa cuestión».
Ambos países decidieron asimismo restablecer una línea telefónica militar cortada en febrero de 2016 para mejorar la comunicación entre ellos.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, celebró los avances logrados respecto a las conversaciones entre Seúl y Pyongyang y la reapertura de la línea telefónica militar.
Las conversaciones de la víspera se celebraron en Panmunjom, la localidad fronteriza en la zona desmilitarizada que divide la península.
Seúl aprovechó el encuentro para pedir que durante los Juegos de Pyeongchang se organicen también reencuentros de familias divididas por la Guerra de Corea, uno de los legados más dolorosos de este conflicto.
La reunión entre representantes coreanos fue el resultado de la mano tendida por el líder norcoreano, Kim Jong-Un, en su discurso de Año Nuevo. La semana pasada, ya se restableció el canal de comunicación civil entre los dos países tras casi dos años de silencio.
Falta por decidir si los representantes de ambos países harán una entrada conjunta en las ceremonias de apertura y de clausura de los Juegos de Pyeongchang, como lo hicieron en Sídney en el año 2000, en Atenas en 2004 y en Turín en 2006.
Como solamente se clasificaron dos deportistas norcoreanos, Pyongyang debería enviar al Sur un importante grupo de animadoras, según los expertos.