#ESPECIAL Economía de Maduro es “demencial”

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El hecho de que la liquidez haya cerrado el año 2017 con 122,72 billones de bolívares con un crecimiento superior al mil por ciento en relación al comienzo de ese mismo año, es el reflejo de cómo un país mal conducido económicamente, se dispara hacia el camino de la hiperinflación.

Al analizar esta situación el Dr. Orlando Zamora, ex jefe del Departamento de Riesgos del Banco Central de Venezuela y asesor financiero independiente, dijo que esas cifras emanadas del BCV sólo podrían ser comprensibles para el común de la gente por el aumento desenfrenado de los precios de los productos de primera necesidad.

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Pero, para quienes observan el desenvolvimiento de los hechos, estamos en presencia de un grave estado de demencia económica por parte del Gobierno de Nicolás Maduro.

Hay factores muy importantes para llegar a esa conclusión:

En primer término tenemos a la principal industria del país, destrozada y en medio de un huracán de corrupción en Pdvsa, en el cual aparecen involucrados los funcionarios del más alto nivel, algunos de ellos detenidos y otros investigados. No obstante haber llegado el barril de petróleo a 56 dólares el barril como consecuencia de conflictos en el exterior, ese incremento no representa ninguna mejora porque la producción petrolera venezolana ha venido cayendo al punto que está por debajo del millón 900 mil barriles por día.

En segundo lugar, el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributario (Seniat), que cubria con satisfacción el 75 por ciento del presupuesto nacional, ha caído y está en 20, 5 billones de dólares cuando ha debido tener dos o tres veces ese monto al cierre del año que recién terminó hace cinco días.

A ese gigantesco hueco que están dejando la producción petrolera y la recaudación impositiva, hay que agregar la pérdida del valor del bolívar que se registra cada día.

Pero, mientras caen las fuentes de ingresos, el Gobierno acrecienta los gastos: El Ejecutivo Nacional decreta seis aumentos del salario mínimo en el año, entrega 500 mil bolívares de premio a quienes utilizaron el carnet de la patria en las votaciones a gobernadores para añadirle cuatro billones de bolívares a su dispendio y de “ñapa” ofrece unos perniles subsidiados, que todavía hoy están ocasionando colas de quienes aspiran degustarlos después de las fechas navideñas y de fin de año. No llegaron los suficientes porque ese producto tenía que ser pagado con dólares, de los cuales se dijo que eran cuatro o cinco millones. Portugal se quejó de que no podía suministrarlos porque todavía el Estado venezolano le debía 18 millones de dólares por compromisos anteriores. Y se atacó al Gobierno colombiano porque no llegaron del vecino país, pero el negocio fue hecho con particulares, quienes no garantizaron el envío, ya que exigieron el transporte en la negociación.

A un régimen que está gastando de esa forma desordenada, no le queda más camino que recurrir a la producción de dinero inorgánico; es decir, sin respaldo. Antes se decía “ir a la maquinita de hacer billetes”; pero, ahora es simplemente accionar la computadora. Entonces, tenemos la inmensa liquidez monetaria, que es la cantidad de dinero que ha emitido el BCV y todo el cuasi dinero, que son los activos financieros.

Dinero y más dinero

Cuando el propio Banco Central de Venezuela informa que el año cerró con 122, 72 billones de bolívares, nos está indicando que ha habido una locura con el dinero, manifestó el Dr. Zamora.

Para dar idea de ese estado demencial conviene resaltar que entre el 18 y el 22 de diciembre se expandió en 17 billones la liquidez monetaria. Es insólito que eso ocurra en apenas cuatro días.

Dentro de esta etapa de la demencia en el manejo de los asuntos económicos, al Presidente de la República se le ocurre la idea de crear una moneda distinta al bolívar, que él le da como nombre “petro”, que según voceros del Gobierno será el eje para el impulso del desarrollo económico.

Pero, esa es una moneda artificial, que es posible su existencia cuando hay confianza, de la cual carece el Estado venezolano.

Trata Maduro de hacer creer que él puede tener una moneda como el bitcoin. Sin embargo, no existe la posibilidad de alterar éste porque en el mismo no tiene participación la mano del hombre, sino el desarrollo de la computación.

El jefe del Ejecutivo Nacional ha creído en el delirio de su consejero Alfredo Serrano Mancilla, director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, a quien llama el Jesucristo de la economía por considerarlo que será su salvación con sus extrañas ideas.

¿Cómo se puede crear confianza cuando la industria petrolera se desploma, ya hace ya tres meses fue declarado el default al entrar el bono global de 2018 en riesgo y crece la incertidumbre porque el Estado ha demostrado ser incapaz para implantar medidas inmediatas para atajar la hiperinflación?, se pregunta el Dr. Zamora.

No ha podido el Presidente fijar una política para resolver el control de cambio.

El Estado venezolano

no tiene dólares y por la misma razón no puede Pdvsa realizar ningún tipo de inversión para responder ante la caída de la producción de crudo.

Por falta de dólares se ha registrado la caída del 70 por ciento de las importaciones de alimentos que requiere la población y es por ello que los pocos productos que están en el mercado alcanzan cada día un mayor precio.

La estratagema de inventar disparates no ha cesado y una vez más se anuncia para febrero hacer desaparecer definitivamente el billete de cien bolívares, el mismo al que se le había decretado su fin para fines del año 2016.

Se digitaliza dinero y no se imprime billetes, motivo por el cual hay una escasez de dinero en efectivo, cuya existencia es de apenas el cinco por ciento de toda la masa monetaria que tiene el país.

En este momento, cualquier persona que acuda a comprar pollo se encuentra con que un muslo le cuesta 44 mil bolívares. Y si pregunta por un rollo de papel sanitario, su precio es de 120 mil bolívares, para citar dos ejemplos sobre productos de uso corriente. El Estado está obligando a la población a utilizar las tarjetas porque no hay dinero, ya que si lo hubiera se tendrían que utilizar fajos de billetes para adquirir lo indispensable.

El problema es grave, sostiene el Dr. Zamora, porque los cimientos de la economía, como dicen los expertos, están siendo sacudidos por la grosería de las cifras.

Ante una situación como ésta, lo lógico es que el Banco Central actúe; pero, no lo hace y el aparato económico se sigue destruyendo. Ahora que ha comenzado a regir el nuevo aumento salarial muchas empresas no van a abrir, otras reducirán sus nóminas y miles y miles de personas tendrán que integrarse a la economía informal para sobrevivir.

Al mismo tiempo, los controles se mantienen y el Estado pretende que se produzcan bienes con precios controlados. Las colas de consumidores cada vez se hacen más largas. Quien acude a buscar un pan se encuentra con que el precio desbordado impide comprarlo.

Al subir el salario mínimo integral a 797 mil bolívares, se ha puesto en evidencia que existe un gran atraso en la administración pública, que no puede ser ocultado.

A partir del primero de enero de este año, el salario mínimo es de 248 mil 510 bolívares, pero los trabajadores pierden en sus prestaciones sociales porque el bono para alimentación, que no entra en el cálculo, es de 549 mil bolívares.

Y una vez más ocurren medidas ya superadas como la impresión de la llamada comúnmente “cesta ticket”, para dar un alivio a la impresión de dinero.

Ese bono en papel tiene que llevarlo el comercio al banco, para recuperar su dinero.
Pero, una vez más ese bono se presta para la corrupción como ya ocurrió anteriormente cuando sus poseedores lo cambiaban por dinero al tiempo que los proveedores se quedaban con parte del valor al hacer el trueque. Y volverán los delincuentes a acechar a las personas para despojarlas de los talonarios porque será fácil cambiarlos.

En algunos países de Latinoamérica que han tenido problemas con la hiperinflación, los trabajadores recurrieron a buscar nuevas ocupaciones para satisfacer sus necesidades, pero en Venezuela es difícil repetir esa experiencia porque tenemos un aparato económico destruido. Ahora no sólo habrá más corrupción, sino que también tendremos más bachaqueros y más personas ingresando a la economía informal.

Y la situación se agrava porque la cesta de consumo está por encima de los 14 millones, de los cuales 3 millones 822 mil 128 bolívares se van en alimentos.

Pero, como la inmensa mayoría de la población no tiene esos ingresos, la gente está dejando de consumir proteínas y la desnutrición está calando entre los más pobres.

Reelección

A Maduro nada le importan todos estos problemas, ni la situación económica, sino su reelección y ya ha pedido que le preparen el plan de la patria número 2. Se le olvidan los motores de la economía, que también es una locura.

También se le ha olvidado que se han perdido 3 millones 800 mil empleos y la destrucción del aparato productivo.

Se hace de la vista gorda con la caída de la producción petrolera y ahora contabiliza los ingresos en yuanes, como para hacer ver que no le interesan los dólares..

Al comenzar el 2017 el circulante paso de un bolívar a diez bolivasre y es por eso que el Banco Central dice que se expandió en más de mil por ciento la moneda nacional.

-¿Cómo explicarle al común de la gente la cantidad de dinero que representan más de 122 billones de bolívares que hay en circulación en este momento?-le preguntamos al Dr. Zamora.

-Con un billón de billetes de cien bolívares unidos a otro se cubre una distancia de cuatro veces de la tierra a la luna. De la misma forma podemos decir que 122 billones, colocados uno al lado de otro esos billetes de cien bolívares, representa 482 veces ir de aqui a nuestro satélite natural. Eso nos mueve a pensar en la demencia de la economía venezolana.

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